Sería injusto culpabilizar un partido de fútbol de la preocupante pandemia que está asolando el mundo en la actualidad. Pero también sería irresponsable mirar para otro lado. El Atalanta-Valencia ya ha sido calificado por numerosos expertos e inmunólogos como el punto de partida en el que la epidemia se expandió sin control por Italia y la zona levantinista de España.
45.000 aficionados, fundamentalmente bergamascos, recorrieron Milán de norte a sur y de este a oeste en las horas previas al partido. La cerveza recorrió la garganta de los italianos durante una noche inolvidable e históirica para la pequeña ciudad de Bérgamo y latas, gritos y abrazos se fundieron en un cóctel que después se confirmaría como letal.
El metro de la capital lombarda tenía aquella tarde un aspecto de un lunes laboral en hora punta. Muchos aficionados, probablemente asintomáticos, expandían el virus por la ciudad sin saberlo, asegura 'Corriere dello Sport'.
El choque iba a celebrarse bajo unas estrictas medidas de seguridad porque se presumía un hermanamiento entre los ultras del Valencia y la 'Curva Nord' del Inter, aficionados enfrentados con los del Atalanta.
La realidad, que también propició la expansión del virus en España, es que los hinchas del Atalanta y los del Valencia terminaron llevándose bien e incluso compartieron bebida y comida en las horas previas. 43.000 personas de Bérgamo y unas 2.000 de Valencia unidas, y sin saberlo contagiándose del virus.
"Fue un partido histórico para el Atalanta. Probablemente incluso asintomáticos y febriles, los aficionados también fueron al estadio", confirma el inmunólogo italiano Francesco Le Foche. No es la única voz autorizada en analizar la situación en Italia. Allí creen que los aficionados de Bérgamo, zona cero del coronavirus en el país, ayudaron a que la epidemia viajara con mayor velocidad por una gran ciudad europea como Milán.
Con el norte de Italia asolado y parte de Valencia contagiada -varios jugadores del primer equipo incluidos-, no fue difícil que el virus se fuera expandiendo por el territorio español, que tenía su propio foco también en Madrid y Barcelona. La crónica negra de una pandemia a la que ya todo el planeta está intentando frenar. Fácil es hablar a toro pasado de la disputa de un partido que entonces nadie estaba por la labor de suspender. Pero los números no mienten.