El Atleti pone el tráiler y el City la gasolina

Conociendo los estilos tan marcados de Simeone y Guardiola y sabiendo cómo fueron sus últimos enfrentamientos, la película ya estaba escrita y prácticamente rodada. El plan era muy claro tanto para el catalán como para el argentino. Volvió a ser una partida de ajedrez. Cuando movió uno, reaccionó el otro. Y, al final, hubo un ganador momentáneo.

No ha habido un jaque mate, ni mucho menos. Guardiola despliega ese fútbol champagne y Simeone baile al filo del abismo, donde pone una tarima, taconea y disfruta. En el sufrimiento encuentra el Atlético su felicidad y así salió al Etihad. A correr detrás del balón.

Simeone le dijo a Guardiola: 'juega tú, que a mí me da la risa'. El Atlético le puso la alfombra roja al City en prácticamente todo el campo, excepto en las inmediaciones de su área. Allí ejecutó Simeone su conocida estrategia, la de montar un muro y poner un tráiler contra un equipo ante el que se siente infinitamente inferior.

Con las cartas encima de la mesa, rodó el esférico. Los rojiblancos se metieron atrás como ermitaños. Hasta a Joao Félix se le vio defendiendo a unos dos metros de su propio área para ayudar en el juego defensivo que tanto defiende el Cholo.

La primera parte no fue más que un monólogo con poca historia. Con poco chiste. Intentos frustrados de pases al hueco, por arriba, de córner e incluso alguna que otra exageración en el área, como la de Bernardo Silva, para salir de lo que era entrar en un manicomio. 

El Atlético solo buscó una vez a Llorente, en lo poco que salió de su casa, a Marcos Llorente y resultó estar en fuera de juego. De Bruyne también intentó engañar al colegiado sin suerte y con poco más se acabó la primera parte. El Atlético apenas consiguió dar cinco pases seguidos.

De Bruyne rompió el muro

Debía ocurrir un milagro para que el partido cambiara tras el paso por los vestuarios. Obviamente no pasó. Se encontraban a gusto Simeone y Guardiola. Uno siguió  llamando a la puerta, mientras que el otro se escondía detrás de ella.

A los 51 minutos consiguieron los 'colchoneros' el primer remate a puerta mediante un disparo flojo de Marcos Llorente. El Atlético quiso dar un tímido paso adelante y el City comenzó a ver algún hueco entre tanto hormigón.

Oblak metió una gran mano, y luego el pie, para despejar un potente tiro de De Bruyne de libre directo en la ocasión más clara del partido. Mientras tanto, Simeone decidió ser el primero en mover un poco su autobús y decidió hacer tres cambios para dar frescura arriba y en el medio, a lo que contestó Guardiola prácticamente de la misma manera.

Sterling también comenzó a jugar a tirarse a la piscina por si encontraba agua porque casi que comenzaban a entrar en el estado de rabia e impotencia que busca crear Simeone. 

Hasta que saltó la liebre. Foden metió el cuero por el único hueco que hubo en el Atlético en 90 minutos y De Bruyne batió a Oblak con un disparo cruzado. El City entró por el centro, y ahí sí se apuntó Guardiola el primer tanto.

El 'problema' para Pep es que no quedó satisfecho y Simeone, de algún modo, sí. El Atlético logró salvar el segundo con Savic despejando bajo palos y sobre el ambiente se pudo saborear una derrota con aroma a victoria. En ese plan del Cholo entraba la posibilidad de perder, pero caer por la mínima. A Simeone no le asusta ir por debajo y no es la primera vez que lo demuestra. En su tráiler se montó el City, pero solo para dar un pequeño paso. En el Metropolitano todavía hay mucho que decir. Eso le gusta al Cholo, al que no le avergüenza haber dado una pobre imagen, y le pone las orejas tiesas a Guardiola.