Se desató la ira del Metropolitano en el minuto 68 por una posible mano de Lenglet cuando el defensa trataba de despejar un centro. Abroncó la grada a Mateu Lahoz, que decidió que el contacto no fue claro y, por tanto, no era constitutivo de infracción.
Unos minutos más tarde, Piqué, que ya tenía tarjeta amarilla, le hizo una fuerte entrada a Morata y este cayó al suelo. Dio la sensación de que el toque no fue suficiente como para que el delantero rojiblanco se cayera, conque se habría tirado, pero el debate está servido.
El caso es que el colegiado señaló falta y, aunque no fuera para tanto, quizá tendría que haberle mostrado la cartulina si a su juicio había llevado a cabo una infracción. En todo caso, el central se quedó en el campo para marcharse poco después por lesión.
Son varias acciones que podrían haber condicionado el juego en favor del Atlético de Madrid. De ahí que la afición 'colchonera' explotara contra el árbitro, que decidió que ni lo uno fue penalti ni lo otro tarjeta amarilla para Piqué sobre el verde dle Wanda Metropolitano.