El Atlético ha tenido que sudar la gota gorda y la confianza estuvo a punto de pasarle factura. Dominó prácticamente todo el partido y se complicó la vida en los últimos suspiros.
La primera parte no tuvo demasiado que ver y Riquelme, que fue el mejor de largo, avisó con un remate que se estrelló en la madera antes de que se abriera la lata.
Fue Cedric el que acertó para que el descanso tuviera una pizca de dulzor antes de una segunda parte no apta para cardíacos. Roro ya lo dijo y lo hizo. El centrocampista completó un zurdazo desde la frontal del área que entró a media altura y que fue imposible para el portero del Lokomotiv.
Todo parecía controlado hasta el final. De pronto, en un solo minuto, cuando el marcador reflejaba el 89, el conjunto ruso anotó dos goles en un instante, el primero de cabeza de Osnov y el segundo con un certero remate con el pie de Khlynov a un centro desde la banda izquierda, ante la incredulidad del equipo rojiblanco, que aún se rebeló ante tales circunstancias.
Hasta tres hombres fueron a la presión a la salida de balón rival en el minuto 91, ya con 2-2 en el marcador. La robó Nacho Quintana, que profundizó y dio el centro del 2-3 a Rodrigo Riquelme para reactivar al Atlético en la lucha por la clasificación en su grupo de la Liga de Campeones juvenil. Es segundo en la tabla.