La sensación al anunciarse el fichaje de Boateng era de sobra conocida por el aficionado azulgrana. Era la misma que sintió hace año y medio cuando el Barcelona se fue a China para fichar a Paulinho.
Han sido los últimos, pero no los únicos. Porque en lo que va de siglo, el Barcelona ha cerrado más de una operación de esas que no ves venir y que te pilla en fuera de juego.
Quizá el primero en integrar este selecto club fuese Edgar Davids. El Barcelona se dejó un dineral para obtener su cesión en enero de 2004. No pudo jugar la Champions, pero revitalizó el centro del campo del equipo. Y tal como vino, se fue.
Seis meses después de Davids llegó a 'can Barça' Henrik Larsson, fichado en el verano de 2004 procedente del Celtic. Nadie dudaba de la calidad del ariete sueco, pero se hizo un tanto extraño que el Barcelona acudiese a la Liga Escocesa a fichar a un atacante de 33 años.
Pues bien, tras dos temporadas de azulgrana, se marchó al Helsinborgs gratis, pero habiendo sido vital para que el Barça ganase la Champions de 2006, pues suyo fue el pase de gol para el 2-1 definitivo ante el Arsenal.
Enero es un mes que se presta a la aleatoriedad de los fichajes, y si no que se lo digan a Maxi López. Llegó el Barcelona en enero de 2005, como un prometedor delantero argentino de 20 años.
21 partidos y 9 goles después fue cedido al Mallorca. Su carrera cayó en picado (y no hablamos de su vida amorosa, que eso también tiene lo suyo) hasta que encontró su sitio en el mundo en Italia.
Y si hablamos antes de Larsson, es obligado recordar al delantero fichado para ocupar el sitio del sueco. Eidur Gudjohnsen le reportó 12 millones de euros al Chelsea de Mourinho en el verano de 2006.
Tres temporadas, 113 partidos y 19 goles después dejó el Barcelona para ponerse a peregrinar por media Europa. Rindió, y aunque nunca fue el Gudjohnsen del Chelsea, dejó un buen recuerdo en la Ciudad Condal.
También se han hecho compras extrañas en el Barça para la portería. Quizá ninguna tanto como la de José Manuel Pinto. Era el portero titular del Celta, y el Barcelona se encaprichó de él no se sabe bien por qué razón.
Llegó cedido en enero de 2008, volvió libre en verano, y en el Barça se quedó hasta su retirada. Se le recordará como el escudero de Víctor Valdés, pero también como uno de esos especialistas en cimentar los vestuarios, aunque las malas lenguas dicen que fue su amistad con Messi la que hizo que no hubiera quien le echara del banquillo 'culé'.
Así llegamos al fichaje 'random' por antonomasia, Dmytro Chygrynskiy. Pep Guardiola, en uno de sus arranques de iluminación, dijo haber visto algo en el defensa ucraniano del Shakhtar, e hizo al Barcelona pagar la friolera de 25 millones de euros.
Jugó 14 partidos, apenas mil minutos, y fue revendido por 15 millones a su antiguo equipo. Un negocio redondo y quizá la pifia más gorda de Guardiola en el Barcelona. Al menos hubo quien se echó unas buenas risas a costa del bueno de Dmytro.
Y cómo olvidar a Alex Song, un futbolista que es más recordado en el Barcelona por su momento 'tierra, trágame' con Puyol, Abidal y el trofeo de campeones de Liga, que por cualquier otra cosa hecha vestido de azulgrana.
Maravilló a la dirección deportiva azulgrana en el Arsenal y soltaron los 19 'kilos' que pedían los 'gunners'. Jugó 65 partidos en dos temporadas, pero no dio la talla. Y el Barça pasó a sufrir la dificultad de quitárselo de encima verano tras verano hasta que cumplió su contrato.
El último, hasta la llegada de Kevin-Prince Boateng, fue Paulinho Bezerra. Sí, aquel brasileño que no valía para la Premier, que se fue a China demasiado joven proque no daba la talla en Europa y que fue tan 'random' su fichaje por el Barça como su marcha un año después.
Porque este fue raro, raro. Porque nadie le esperaba, porque nadie esperaba que fuera a rendir como lo hizo, y porque absolutamente nadie esperaba que se volviera del mismo modo que llegó, y al mismo equipo. A cuadros se quedó la parroquia azulgrana.
Como vemos, el Barcelona lleva más de una década fichando algunos jugadores harto extraños, y normalmente la apuesta le sale bien. El tiempo dirá si Boateng es un Chygrynskiy o un Paulinho.