No por haber sucedido muchas veces en los últimos años los rivales logran evitarlo. El Barça sumó ante la Real Sociedad otro de esos triunfos que valen ligas. Los de la regularidad. Los que se consiguen con muy poco esfuerzo.
Porque los azulgranas están ya a sólo dos triunfos del título de Liga, en parte gracias a un fútbol sólido aunque muy poco brillante. Ante la Real Sociedad, el Barça acusó el choque de Champions al principio y se autonarcotizó por la gran ventaja que tiene en Liga, pero su calidad y lo rocoso del fútbol que ha creado Valverde hizo el resto.
No sucedió mucho en el primer acto. Por no pasar, no hubo ni oportunidades. Pero de ninguno de los equipos. La Real Sociedad tampoco siguió el guion de los últimos choques en el Camp Nou y no tuvo ni el clásico arreón inicial que siempre pone en dificultades al Barça en casa.
Hasta el minuto 27 no se atrevieron los de Valverde a merodear el área de Rulli. Chutó una falta Messi y besó el larguero. Reaccionó el cuadro vasco con la más clara de la primera parte, un doble chut de Juanmi y Willian José que primero sofocó Ter Stegen y luego marró el brasileño a portería vacía.
Un gol y a descansar
Con la primera parte agonizando, el Barça puso la maquinaria a funcionar. Chutó Luis Suárez tras mil quiebros de Messi a Aihen y Rulli salvó con una gran mano. Nada podría hacer el meta en la última acción de la primera mitad, un centro desde la esquina de Rakitic que Lenglet, imperial, transformó en el 1-0.
Si el Barça ya había estado cómodo con el 0-0, el gol reforzó su planteamiento. La Real tiró de vergüenza torera y lo probó tímidamente en la segunda parte. Como mandan los cánones, de menos a más. Remataron desviado Oyarzabal y Willian José y Rubén Pardo buscó el palo largo en un chut que se envenenó y obligó a dar lo mejor de sí mismo a Ter Stegen.
Pero el equipo azulgrana no sentenciaba y los de Imanol se venían arriba. Mikel Merino inventó un pase con precisión quirúrjica, Piqué se durmió y Juanmi castigó con el empate.
El Barça, que había jugueteado en exceso con un marcador demasiado corto, se veía obligado a exigirse. Pero la alegría no le iba a durar ni cinco minutos a los 'txuri-urdin'. Jordi Alba se metió en el área y soltó un zapatazo con la derecha ante el que nada pudo hacer Rulli, con Dembélé pasando por allí y poniendo en duda el tanto por posible fuera de juego posicional.
El 2-1 recobró la ventaja para los azulgranas, que pudieron jugar desde entonces a ese contragolpe letal que tan buenos resultados les ha dado en Liga esta campaña.
Mientras la Real se dio de bruces una y otra vez con una piedra, los 'culés', lejos de su mejor versión y con la cabeza en el Liverpool, perdonaron en sendas llegadas de Rakitic y Vidal.
No brilló y tampoco obtuvo un triunfo sólido, pero el Barça se quedó a dos triunfos del título gracias a una victoria conseguida por inercia, de esas que dan títulos y a las que los azulgranas se han malacostumbrado últimamente. La Liga ya parece cuestión de tiempo. De poco tiempo.