2021 le ha sentado de lujo al Barça. La llegada del nuevo año ha supuesto un un borrón y cuenta nueva para un equipo que ahora suma los tres puntos hasta sin necesidad de mostrar una gran imagen. Allí donde antes volaban los puntos por detalles absurdos, ahora todo parece ir sobre ruedas.
El choque de Granada resultó sencillo, aunque el Barcelona no estuvo a un nivel tan alto como en San Mamés. Tampoco lo requirió el partido, un tanto contagiado del frío del temporal que ha paralizado la península ibérica y que tuvo muy poco ritmo. Se decidió en acciones puntuales y, desde hace unas semanas, el Barça está tocado por una varita en los momentos calientes de los partidos.
En Los Cármenes, lugar en el que empezó la gresca con Valverde, Koeman encontró la paz. El técnico hasta se dio el lujo de sustituir a Messi sin que este le pusiera una mala cara. La Supercopa está a la vuelta de la esquina y el Barça puede encontrar la redención allí donde comenzó la crisis hace un año.
Messi es la normalidad
Y no fue porque las cosas no empezaran en Granada como durante toda la temporada. Un despiste inicial estuvo a punto de transformarlo en el 0-1 Puertas muy pronto, pero el almeriense se topó con la clásica parada de Ter Stegen.
No había un dominio claro de los azulgranas como sí se observó en Bilbao hace unos días. El Granada no regaló el balón y plantó batalla, pero fue derrotado por las circunstancias. El Barça hizo el 0-1 pronto y con algo de polémica. De Burgos Bengoetxea, superado por los acontecimientos y con una facilidad inusitada para sacar tarjetas, primero anuló y luego concedió el tanto de Griezmann. Estaba adelantado el galo, pero recibió el balón tras un desvío de Soldado. ¿Legal? Sí. ¿Regla injusta? Probablemente también.
El 0-1 decantó mucho las cosas. Dembélé, que apareció pero sin la fluidez de los últimos encuentros, pudo hacer el 0-2 casi tras el gol. De Burgos siguió con su recital y echó a un preparador del Barça, que pese a ir ganando no emocionaba.
Y si hubo ciertas protestas en el primer tanto azulgrana, estas fueron a más en el 0-2. Hubo mano involuntaria de Busquets en el inicio de la jugada, De Burgos no interrumpió, y luego demasiada pasividad en la zaga del Granada. Avanzó sin oposición Griezmann y le puso un caramelo a Messi para que la pusiera en la escuadra.
Leo también ha recuperado la normalidad. Hasta marcó de falta antes del descanso para quitarse su gafe. Buscó el palo de Rui Silva y la colocó en la escuadra inferior, imposible para el luso.
El 0-3 convirtió en un tedio la segunda mitad. Marcó de nuevo Griezmann, pero la gran noticia fue que Koeman se atrevió a sustituir a Messi por primera vez en la temporada. Y el argentino se marchó sin quejas y sin mala cara.
El Barça empezó a pensar cada vez más en la Supercopa y el técnico no solo quitó a Leo, sino que fue retirando a todos sus hombres claves: De Jong, Dembélé, Pedri... Los azulgranas rondaban el gol hasta casi sin querer. Jordi Alba pudo hacer el quinto y Braithwaite controló mal tras recibir de Trincao en una acción en la que se quedaba mano a mano y que concluyó con otra controvertida decisión de De Burgos: roja a Vallejo por atropellar al danés cuando al delantero se le había escapado el balón.
Los últimos minutos solo sirvieron para que Granada y Barça siguieran acumulando amonestaciones por obra y gracia del colegiado, que ni tan siquiera dejó que se cumpliera el añadido que él mismo había señalado para indicar el final.
El liderato ya está a solo cuatro puntos de un Barcelona que, pese a todo, tiene tres partidos más. Quizás la Liga esté imposible, pero los azulgranas confirmaron que se puede contar con ellos para la definición del primer título de la temporada, una Supercopa a la que llegan con una racha de 20 puntos de los últimos 24 conqusitados. Qué hubiera pasado en LaLiga si también hubieran empezado así enchufados...