Tras la destitución en pleno mes de enero de Ernesto Valverde y las dudas generadas en los primeros duelos de Quique Setién, el Real Madrid aprovechó los desbarajustes del Barça para asaltar el liderato de LaLiga.
Ese cambio en el dominio de la competición, a pocas semanas del 'Clásico', hacían vislumbrar el duelo ante el conjunto blanco como un choque de pura supervivencia.
De hecho, el pasado sábado 15 de febrero, antes de un peligroso duelo contra el Getafe y en mitad de todo el lío entre Abidal y Messi, pocos pensaban que el cuadro azulgrana llegaría al Santiago Bernabéu con la opción de asestar un tremendo golpe a la competición de la regularidad.
Aquel duelo se saldó con un triunfo por 2-1 para el Barça, que se colocaba provisionalmente igualado con el Real Madrid, que tenía que recibir a un Celta que pelea por no bajar.
Las esperanzas de un pinchazo 'merengue' eran pocas, pero un tanto de Santi Mina en el tramo final hizo que volaran dos puntos de la capital de España.
La alegría, sin embargo, no duró mucho en un Barça que esta semana atravesó una crisis institucional sin precedentes con el escándalo de I3 Ventures y esas campañas contra ciertos jugadores o personalidades en redes sociales.
Ello provocó este sábado un ambiente enrarecido en un Camp Nou que llegó a pedir en parte la dimisión de Josep Maria Bartomeu. Todo un incendio que apagó el de siempre.
El póker de Leo Messi dio al conjunto de la Ciudad Condal tres puntos ante el Eibar y situó al Barça en lo más alto a la espera de que el Madrid rindiera visita al Levante. Y al cuadro blanco le pudo la presión.
El 1-0 del Ciutat de València fue el punto culminante de una semana que ha cambiado totalmente las tornas de cara al choque ante el eterno rival del próximo 1 de marzo.
Una derrota 'culé' en dicho encuentro devolvería al equipo 'merengue' a lo más alto, aunque con solo un punto de ventaja. Sin embargo, un triunfo del Barça dejaría al Madrid a una distancia de cinco puntos. Una renta que, a estas alturas, pondría en jaque el título de Liga.