El Barcelona puso punto final a la temporada este sábado 22 de mayo. El Eibar fue el último rival de un cuadro de Ronald Koeman que podría haber estado festejando tras el choque el título liguero, pero su pésimo tramo final, con tropiezos inesperados ante rivales teóricamente inferiores, evitó lo que hubiera sido un doblete en la Ciudad Condal.
El gol de Antoine Griezmann en Ipurua marcó la conclusión de un curso en el que el Barça festejó la Copa del Rey, pero en el que se vio en la Champions y en los grandes compromisos de la Liga que la entidad azulgrana está a un paso de la élite europea y que necesita cambiar cosas para volver a reinar.
Una campaña de menos a más con un gris final
La temporada del Barça, visto lo visto al comienzo de la misma, podría calificarse hasta como positiva. Después de un verano de lo más movido con salidas como las de Suárez o Vidal y el frustrado intento de escape de Leo Messi, las aguas estaban muy revueltas en el Camp Nou, tanto a nivel deportivo como institucional.
Y es que todos los escándalos ocurridos y los malos resultados provocaron la dimisión de Josep Maria Bartomeu. Un adiós que, meses después y tras una dura carrera electoral, acabarían con Joan Laporta volviendo a ser el mandatario azulgrana tras su exitosa etapa entre 2003 y 2010.
Mientras tanto, en el césped, el equipo de Ronald Koeman, bombero improvisado del club, comenzó con muchísimas dudas y numerosos tropiezos que le hicieron rápidamente descolgarse de la cabeza. Y es que el equipo 'culé' llegó a tener hasta 12 puntos de desventaja respecto al Atlético cuando el año 2020 tocaba a su final.
Sin embargo, el cambio de año sentó de maravilla al equipo azulgrana, que mostró durante los primeros meses su mejor versión. La misma le sirvió para llevarse la Copa del Rey frente al Athletic Club y remontar en Liga hasta el punto de tener el liderato en su mano. Eso sí, en Champions no le valió de nada ante un PSG que destrozó por 2-5 en el global al Barça en octavos de final.
Con la Copa bajo el brazo, de cara a los últimos seis partidos, el Barça dependía de sí mismo para ser campeón de Liga. Pero cuando la presión era máxima, el equipo se vino abajo en todos los sentidos. Las derrotas ante Granada y Celta y el empate ante el Levante marcaron un 'rush' final de lo más gris.
Tiempos de cambio en el Camp Nou
Ahora, el FC Barcelona tiene por delante un largo verano en el que deberá cambiar muchas cosas si quiere ser (o comenzar a serlo) de nuevo un equipo campeón. En la última rueda de prensa, el propio Ronald Koeman apuntó que hace falta una renovación.
"Este equipo, con todo el respeto, tiene algunos jugadores mayores; hay que mejorar la plantilla", comentó el neerlandés sin pelos en la lengua. Desde hace días ya se habla de la salida del club de numerosos jugadores, incluidas varias 'vacas sagradas' cuyo rendimiento y salarios son inasumibles para el club de cara al futuro.
De cara al verano, en el apartado de fichajes, el club ya plantea el desembarco de varios jugadores talentosos para su filial, al igual que llegarán refuerzos a coste cero al primer equipo como Eric García, Kun Agüero o Memphis Depay. Al margen de todo esto, la continuidad o no de Leo Messi y la del propio técnico también marcarán el proyecto de un club que quiere recuperar el papel en el panorama mundial que ocupaba hace no muchos años.