Buena imagen, sufrimiento y tres puntos para el casillero. Un tríptico al que se ha abonado en las dos últimas jornadas el FC Barcelona para comenzar a coger velocidad en LaLiga. Esta vez no fue el Levante, sino la Real Sociedad la que puso contra las cuerdas al equipo de la Ciudad Condal en una segunda parte que empañó unos de los mejores 45 minutos del curso.
Esa Real alegre y ofensiva que ha asombrado a todos en este inicio de temporada fue empequeñecida por el Barça en el principio del encuentro. El cuadro de Ronald Koeman tenía mucho que demostrar y se puso manos a la obra ante el líder de la categoría, que sucumbió y dejó escapar su posición de privilegio.
El equipo catalán llevó las riendas del duelo desde el pitido inicial y encerró a una Real a la que le quemaba el esférico. La ausencia de David Silva se hizo notar. Faltaba temple y experiencia en un Camp Nou que, sin gente, parecía imponer a los donostiarras.
Dominio 'culé' y reacción inmediata al 0-1
El Barça hacía daño con Messi, Braithwaite y Jordi Alba a los mandos. La banda izquierda del ataque 'culé' era un quebradero de cabeza y por ahí llegaban las ofensivas 'culés'. Pese a ello, la primera gran ocasión del duelo partió desde la zona diestra, con un centro de Dest que Pedri, de cabeza, mandó fuera por centímetros.
La ocasión espoleó a un Barça en el que Messi estaba omnipresente. Apareciendo por todas las zonas del campo, el astro de Rosario se gustaba, jugaba y hacía jugar a sus compañeros. Un disparo con mucha rosca con su zurda estuvo a punto de convertirse en el 1-0, pero el esférico se marchó cerca de la escuadra.
El gol del equipo de Ronald Koeman parecía cuestión de tiempo, pero los caprichos del fútbol hicieron que la Real Sociedad, en su primera llegada, golpease con dureza al equipo local. En un saque de esquina, Portu y Le Normand hilaron una jugada que acabó con Willian José anotando a placer el 0-1.
Pese al golpe, el Barcelona tuvo una reacción instantánea. A duras penas la Real pudo celebrar su ventaja, pues en la siguiente jugada Jordi Alba, con un misil a la escuadra con su pierna derecha, puso un empate que era la mínima justicia, pues solo existía un equipo sobre el césped.
La igualdad hizo que el equipo azulgrana se volcase todavía más sobre la portería de Remiro. La misma se salvó del 2-1 de forma milagrosa. primero con un remate de Griezmann al palo tras un gran robo del galo y después con un mano a mano que Braithwaite mandó a las nubes sin explicación.
El VAR y De Jong como previa al sufrimiento
La orilla del descanso estaba cercana para la Real, que saboreaba ya el empate cuando Frenkie de Jong, tras un centro de Jordi Alba que rozó en un defensor, anotó en la frontal del área pequeña el 2-1. En un principio, el colegiado señaló fuera de juego, pero el VAR ratificó un tanto que hacía justicia antes del intermedio.
El líder estaba decepcionando en el Camp Nou. Tal vez consciente de la floja imagen ofrecida, la Real salió a morder en la segunda parte. El cuadro donostiarra presionó más arriba y trató de incomodar al Barça para que este no sacase con facilidad el esférico desde atrás.
Sin embargo, ese ímpetu vasco hizo que los huecos afloraran en la parcela defensiva. Los mismos intentaron ser aprovechados por un Barça que, durante el primer cuarto de hora, tuvo tres buenas ocasiones para sentenciar, pero un fallo incomprensible de Griezmann y el buen hacer de Remiro evitaron el 3-1.
Un Barça desfondado y Ter Stegen como salvador
El paso de los minutos fue afectando a un Barcelona que se mostraba cada vez más cansado y sufría de lo lindo para llegar a los dominios de un Remiro que fue convirtiéndose gradualmente en espectador. El dominio ahora era de la Real y la tragedia azulgrana sobrevolaba el ambiente.
Con Messi desconectado y el equipo a duras penas rebasando el centro del campo, los últimos minutos del pasado duelo frente al Levante regresaron a la mente de todos los protagonistas. El cuadro azulgrana estaba cada vez más atrás y los cambios de Koeman no revertían la delicada situación.
La Real tuvo ocasiones para poner las tablas, sobre todo una doble oportunidad en los pies de Willian José e Isak. Lo normal hubiera sido que alguno de los dos anotase el 2-2, pero Marc-André ter Stegen apareció con sendas intervenciones milagrosas para evitar el empate y asegurar tres puntos vitales para un Barça que, a base de sufrimientos, asoma la cabeza en la clasificación (ya es quinto) antes de fin de año.