Arrancó la Bundesliga en el Allianz Arena, donde el Bayern de Múnich dio su primer paso hacia su séptimo título consecutivo ante un Hoffenheim ultracompetitivo, que vendió cara su derrota.
Espoleado desde el vestuario, el conjunto local trató de imponer su ritmo al encuentro, asediando a su rival desde el inicio, intimidando a un cuadro visitante lastrado por el miedo escénico.
Apenas había logrado sacudirse el ímpetu inicial del Bayern, cuando el Hoffenheim sufría el primer mazazo. Müller aprovechó la excelsa asistencia de Kimmich para cabecear el saque de esquina al fondo de las mallas.
Lejos de amilanarse, los visitantes dieron un paso adelante y acariciaron el empate, pero Joelinton no logró concretar un balón que se paseó por la frontal de un Neuer que miraba impotente.
Un carrusel de amonestaciones enturbió la recta final hacia el descanso, dando paso a un Hoffenheim henchido de confianza tras salir vivo del primer asalto de los de baviera.
Robben trazó una de sus míticas diagonales sin éxito y Lewandowski marcó el segundo tanto en posición antirreglamentaria, armando de argumentos a los de Nagelsmann merced al paso de los minutos.
Poco antes de la hora de encuentro, Szalai aprovechó la laxitud defensiva del Bayern para firmar el empate y sembrar el pánico en Múnich, donde palpaban el giro drástico del guion.
El VAR tuvo su cuota de protagonismo
Fue entonces cuando el VAR entró en escena. Lewandowski falló un lanzamiento de penalti, pero Robben recogió el rechace y no perdonó para devolver la ventaja en el marcador.
Sin embargo, el colegiado fue a revisar la jugada al monitor y anuló el tanto, invitando al polaco a repetir la pena máxima. No erró de nuevo el delantero, que batió a Baumann con 'paradinha' incluida.
Minutos más tarde, el VAR fue de nuevo protagonista. Goretzka disparó con vehemencia, pero el balón golpeó en Müller antes de alojarse al fondo de las mallas. Aunque subió al marcador, el colegiado lo anuló tras observar que el esférico le dio en la mano al internacional alemán.
Cuando los nervios afloraban en el Allianz Arena, Robben firmó el 3-1 con rabia. El holandés dibujó una pared con Müller para desnudar a la defensa del Hoffenheim y dar un golpe de autoridad en la Bundesliga.