El Betis cosechó un buen resultado en su visita a tierras rusas en los dieciseisavos de la Europa League. Los de Manuel Pellegrini se impulsaron en un arranque de partido rompedor para poner a su rival, el Zenit, contra las cuerdas antes de sufrir un bajón defensivo que dio forma a unos 45 minutos claves. Compusieron el tramo del duelo en el que pasó todo lo que tenía que pasar.
El marcador, de 2-3, aunque no sea el ideal, favorece a los españoles. Los goles fuera de casa ya no valen el doble en caso de empate, pero el conjunto verdiblanco demostró capacidad de sobra para superar a la zaga de San Petersburgo y se medirá a la misma en el Benito Villamarín con miles de gargantas prestándole su apoyo.
El problema, que el grupo demostró falta de continuidad en su superioridad. Bien es cierto que el equipo visitaba tierras ajenas y siempre es un condicionante que la acción suceda en casa ajena, pero no por ello queda fuera de la ecuación que la defensa se desarmara cuando Dzyuba se situaba entre centrales o cuando los de Sergey Semak se asociaban entre líneas.
Las malas sensaciones y las dudas se colaron en el esquema bético cuando el electrónico ya acogía un 0-2 en su favor. Un Zenit que, hasta entonces, poco había conseguido hacer porque iba a remolque y no encontraba solución alguna para dejar de ir así empató el partido en cuestión de tres minutos.
Primero, en el 25', Dzyuba recibió un centro teledirigido de Karavaev bien clavado entre centrales y se elevó más que Sabaly para batir a Rui Silva con un gran testarazo. Después, en el 28', Wendel coló un cuero entre dos zagueros verdiblancos que dejó a los andaluces en jaque y propició que Malcom, a tiro cruzado, firmara el 2-2.
Es una pena que los de Pellegrini echaran por tierra la ventaja que habían construido tan pronto porque habían estado soberbios. Aprovecharon dos e incluso tres errores del mismo defensa, Rakitsky, que no estuvo nada fino y fue sustituido al descanso. Una entrada mal medida, una insuficiente cobertura y un cálculo inexacto condenaron a su Zenit.
A los siete minutos del comienzo, cometió falta al llevarse por delante a Sabaly con una entrada a ras de suelo y de esta misma falta nació un centro de Joaquín que Guido Rodríguez remató de cabeza superándole justamente a él. Volvería a aparecer en la foto del 2-3, pero, antes, una genialidad de Willian José era la que comandaba las esperanzas españolas de cosechar una victoria impoluta.
El '12' aprovechó el impulso del gol de Guido para, tras una gran conducción de pelota hacia la frontal, engatillar y soltar un latigazo con la derecha bien ajustado al palo que se convirtió en el 0-2. Con esta ventaja, el Betis dio un par de pasos atrás y los rusos encontraron los espacios que necesitaban para las tablas.
Al borde del descanso, Rakitsky apareció de nuevo. Se le escapó un pase raso de su portero, Kerzhakov, porque corría hacia atrás en lugar de ir más despacio para controlar mejor el cuero. Guardado le robó la cartera con la zaga contraria abierta y le bastó una buena definición con la diestra para hacer el definitivo, a falta de la segunda mitad, 2-3.
La efectividad verdiblanca terminó siendo la clave de la victoria porque, gracias a ella, el equipo pudo centrarse en la segunda parte en cubrirse de las numerosas acometidas del Zenit. Los de San Petersburgo mandaron y hasta atosigaron a los de Pellegrini. El técnico respondió metiendo físico con William Carvalho y con algunos ajustes más que hicieron remitir el gobierno rival y fueron acercando el triunfo a su casillero.
En todo caso y no desprovisto de suerte -un brutal balón filtrado de Malcom a Kuzyaev acabó con este encontrándose con el larguero-, el Betis cosechó un resultado con el que puede trabajar en la vuelta. El segundo 'round', en un Benito Villamarín entregado en el que, a priori, no será tan fácil que los rusos marquen dos goles en tres minutos.