Llegó el Brujas al Principado y pasó como un vendaval. Sorprendente si se hubiera aventurado en verano, pero lo más probable en vista del momento que vive actualmente el Mónaco.
Los del Principado, que empezaron tocados por la noticia de la detención de su presidente, recibieron el primer golpe pronto. Y no en forma de gol. Falcao, desacertado desde hace varios meses, perdonó una clara ocasión ante Horvath y los locales no supieron encajar el golpe.
Enseguida, en un centro lateral, Vanaken puso por delante al modesto Brujas. Cinco minutos después, con un penalti de por medio, el propio atacante comenzó la sangría.
Y antes del descanso, Wesley, una de las estrellas del conjunto belga, comenzó a convertir el encuentro en un festival para los visitantes con un golpeo con mucha clase desde la frontal.
Mientras Henry negaba desde el banquillo y se preguntaba qué hacer para enderezar el rumbo, el Brujas se dedicaba a controlar y contemporizar durante la segunda parte.
Aún marcaría un tanto más, en un imperdonable error de la zaga monegasca que Vormer transformó en el mano a mano ante un rendido Benaglio.
Traspasados Bernardo Silva, Mbappé, Fabinho... este Mónaco ya no es el equipo que asustaba en Europa y se colocó en unas semifinales de Champions, pero tampoco tiene una plantilla como para arrastrarse así.
Con la mayor goleada jamás encajada en casa en Europa por los del Principado, Henry queda muy tocado. No en vano ha dirigido en cinco encuentros al Mónaco y sólo ha conseguido sacar dos intrascendentes empates. Parece pronto, pero en la directiva ya podrían estar pensando en un sustituto... aunque seguro que ahora, por desgracia, tienen otras cosas en la cabeza.