Casi lo arañó, pero el conjunto austriaco se quedó a las puertas de cruzar por primera vez en su historia el umbral que da acceso a la más prestigiosa competición del mundo a nivel de clubes.
Actualmente segundo en la Bundesliga, el LASK Linz creyó fírmemente en sus posibilidades de clasificarse para la Liga de Campeones, pero finalmente quedó apeado por un club de vasta experiencia a nivel continental.
El Brujas fue más que equipo que los de Valérien Ismaël a lo largo y ancho de los 180 minutos que duró la eliminatoria, ganando tanto en la ida como en la vuelta.
Con un ventajoso 0-1 conseguido en Austria, el Jan Breydelstadion belga albergó el desenlace del choque, el último escollo del LASK Linz antes de conocer du destino.
No obstante, a través de un juego madurado desde la línea defensiva, el cuadro dirigido por Philippe Clement se hizo con control del partido, evitando cualquier amago de rebelión por parte de los visitantes.
Si bien el pase de los belgas a la fase de grupos puso certificarse antes en el marcador, no fue hasta el 70', a 20 minutos del final, cuando Vanaken correspondió a los aficionados 'asegurando' una nueva edición del balón estrellado.
Pero la alegría duró poco. Klauss, desde los once metros, dejó el pase de los suyos a un gol de distancia. Espoleados por el orgullo y por el ambiente de la grada, el Brujas cerró el grifo y puso la directa a Mónaco.
El gol de la tranquilidad llegó en el 89', con gran parte del equipo visitante volcado al ataque. Tau, recién entrado en la segunda mitad, vio un espacio a la espalda de la defensa y se coló en él.
Generoso, el extremo zurdo le regaló el 2-1 a Dennis, que apenas acababa de pisar el césped por primera vez un minuto antes.
Fin del sueño austriaco, que pese a la eliminación se marchó aplaudido de Brujas. En la pasada temporada, el club belga quedó emparejado en el Grupo A junto a Borussia Dortmund y Atlético de Madrid, terminando la primera ronda en tercera posición con seis puntos, cinco más que el Mónaco -quinto-.