Los 13 de los últimos 18 puntos conseguidos han logrado elevar al Oviedo hasta llegar a tocar a las puertas del 'play off'. Anquela ha encontrado su esquema y está tocando de manera excelsa todas las teclas de su plantel.
No obstante, el Cádiz empezó mejor. A los siete minutos pudo adelantarse por mediación de Manu Vallejo y su gol fantasma, pues el chiclanero remató un envío de Darwin Machís, obligando a Champagne a estirarse y poniendo en el disparadero la jugada polémica del partido.
Las imágenes no dejan nada clara la acción. Si es difícil con repetición, lo es mucho más para el trencilla. Seis minutos después, Carlos Hernández aprovechaba un rechace tras un saque de esquina para adelantar a los locales.
El Cádiz reaccionó. Gracias a Manu Vallejo y, sobre todo, a Machís, el conjunto amarillo logró cercar el área de Champagne y tuvo sus opciones para las tablas, y estas llegaron al filo del descanso.
Y sería el debutante venezolano, el mejor de los visitantes. Machís culminó una jugada magnífica entre Vallejo y Lekic para igualar el choque. Los de Cervera hicieron lo más difícil, pero en esta categoría no hay que descuidarse.
A la jugada siguiente, Bárcenas obligaba a despejar a Cifuentes y Diegui Johanesson aprovechó el balón muerto para hacer un tanto psicológico clave. Podía estar en fuera de juego el carrilero azulón.
Tras el paso por vestuarios volvería a ser Machís el que tiraría del carro. El ex del Granada se sacó un disparo que solo una mano fuerte y potente como la que puso un seguro Champagne pudo desviarlo.
Sería la única aparición con verdadero peligro de los de Cervera. El Oviedo fue ganando terreno y llevó el partido a los cauces planeados por Anquela, a base de una presión alta y unos carrileros muy ofensivos.
En este sentido, Carlos Martínez, que regresaba al once por la baja de Mossa, firmó un partido fantástico. Manu Vallejo lo intentó, pero el Cádiz estaba desaparecido. Salto de gigante para un Oviedo enrachado y paso atrás para un Cádiz ilusionado con Machín.