Independiente del Valle dio la sorpresa y se proclamó campeón en la Copa Sudamericana tras la final ante Colón. Pinos fue figura clave. Un hombre que ha tenido que trabajar muy duro para llegar a tener protagonismo en el panorama internacional.
"Una persona de aquí me quería llevar a Hungría -en 2016-. Me presentó un contrato falso. Yo como jugador quería emigrar en busca de nuevos retos y me ilusioné. Cuando me di cuenta de que no era verdad me golpeó muchísimo. Yo estaba fuera del país, mi familia estuvo mal porque hubo un terremoto ese año en Ecuador y no sabía cómo regresar a mi país. Estaba en un lugar ajeno, con deudas, sin dinero para regresar. La embajada me ayudó para volver a Ecuador con mi familia", recordó Pinos en su entrevista a 'AS'.
Tres años atrás creía que iba a jugar en el fútbol europeo. Le engañaron. Acabó trabajando de lo primero que encontró para tratar de mantener su vida y poder retornar a su país natal algún día.
"Trabajé en un circo vendiendo mangos durante cinco o seis meses. Después de salir del circo cogimos el bar de la escuela de mi hijo. No me avergüenzo ni me arrepiento. Creo que fue fundamental para salir adelante y luchar por mis sueños. Siempre estuvo aferrado a la bendición de mi familia, que siempre estuvo ahí y creo que fueron fundamentales. Me ayudaron muchísimo para volver al fútbol", aseguró el guardameta de Independiente del Valle.
Poco después, Técnico Universitario le dio la oportunidad en la Primera de Ecuador. De ahí, directo a Independiente del Valle. Meses después, se ha convertido en el campeón de la Copa Sudamericana.
"Llegar a Independiente fue una de las mejores noticias que recibí. Estoy muy contento de haber venido a esta institución. De estar sin equipo en 2016 a jugar una Copa Sudamericana y quedar campeón... creo que es lo más grandioso que le puede pasar a un jugador", reconoció el propio Pinos. Una historia que resume lo que puede llegar a suponer el fútbol para una persona.