Todo lo que debía hacer el Cartagena le salió. Todo lo que debía evitar el Castilla le engulló. Y así transcurrieron los 90 minutos del Cartagonova, con un equipo navegando a lomos de la fe y otro completando superado por las circunstancias.
Munúa confió la remontada a la veteranía, una alta intensidad y a recordar las pecas de su rival en la cara. Y lo logró. A los 12 minutos, lo que se había vendido como 'Operación Remontada' se había convertido en realidad. Un recibimiento de Primera, un estadio lleno, un aliento en el cogote. Y, zas, 2-0 en dos remates.
El 'Efesé' consiguió una comunión perfecta con la grada. De hecho, la sobrexcitación fue la que le llevó a ponerse pronto por delante, aunque en muchos momentos del choque también derivó en exceso de agresividad. Resultó sorprendente que acabaran con once visto lo visto.
Lo cierto es que entre Elady y Cordero, el pulmón de los locales, pusieron con sendos cabezazos la eliminatoria patas arriba. Para dar un justo premio a su arrebatador arranque. Y para dejar una serie duda de la gestión emocional del duelo.
Pero los blanquinegros solo cedieron cuando la gasolina desapareció de sus piernas. Y el Castilla estuvo siempre a un gol de la clasificación y a kilómetros de la portería del Cartagena.
Ni los minutos finales, ni el cansancio de los locales. Ni las subidas de Javi Sánchez a rematar en los últimos minutos. Subió a cazar alguna a lo Santillana, pero no hubo ningún Gordillo que le pusiera balones.
Así que el Castilla se despidió de otro ascenso con una imagen muy pueril. Lamentando el tanto en contra encajado en los últimos minutos de la ida, incapaz de mostrar madurez en un ambiente hostil.
Serán los de Munúa los que estén en el bombo. Y pueden lamentar los de Manolo Díaz la permisividad arbitral, pero la sensación final es de que ni contra diez daba la sensación de haber conseguido el tanto que necesitaba.
Es más, si no llegó el tercero fue porque Cordero, con todo a su favor, mandó la volea al travesaño. No hizo falta. El Cartagena se llevó la clasificación; y el filial, una lección vital.