Sin despeinarse, el Cartagena goleó al Amorebieta en la penúltima jornada de la temporada en Segunda División y confirmó su descenso a Primera RFEF. Los vascos se presentaban en el feudo albinegro conocedores de que esta era su última oportunidad para agarrarse a una jornada final de infarto que no tendrá lugar. Al menos no en este sentido. Será un mero trámite antes del cambio de categoría.
En su visita al 'Efesé', los locales se impusieron con suficiencia. Si bien esto lo facilitó la valentía del esquema visitante, totalmente comprensible teniendo en cuenta lo que había que arriesgar, bastaron 18 minutos para que el luminoso acogiera su primer gol. Y lo hizo merced a un error de cálculo de Óscar Gil.
En el área, Boateng le había superado con un túnel y él alargó la pierna, conque le zancadilleó. El colegiado no se lo pensó dos veces y señaló el punto fatídico, desde el que Rubén Castro, que es infalible ya sea desde los once metros o desde cualquier zona del área, engañó a Marino para sentar las bases de la 'manita' que vendría después.
De hecho, Castro anotó dos tantos más para decorarla. Lo hizo cuando Bodiger, con un trallazo desde la frontal, y Álex Gallar, cazando un rechace de un tiro que también había protagonizado Castro, ya habían convertido el triunfo momentáneo en uno contundente y casi sentenciado. La crueldad no compareció en el diccionario del Cartagena, que siguió pisando el acelerador para brindar a su afición una despedida dulce en casa.
Las dianas para convertir el 3-0 en una 'manita' nacieron de definiciones de delantero puro. Primero, el '7' aprovechó un envío en profundidad para batir a Marino con un chut medido al palo largo usando el interior de la bota diestra. Después, gracias a un cuero bombeado que le sirvió De la Bella -despedida ideal de Cartagonova, pues se retiraba-, puso la guinda al marcador.
Ante esta cascada de goles y ocasiones albinegras, poco pudo hacer el Amorebieta, que fue inferior de principio a fin. Tan solo con intentonas tímidas que quizá se basaban demasiado en colgar balones desde la banda izquierda -esto dio notoriedad en el partido a Seguís-, los vascos trataron de evitar lo inevitable, su descenso a Primera RFEF.