Hubo sorpresa y alegría en Castalia con motivo de la visita del Mallorca en la jornada 35 de Segunda División. Los de Juan Carlos Garrido se hicieron con una victoria que no entraba en las quinielas y que sirve para labrar un colchón cómodo respecto a la zona de descenso.
Los bermellones se descolgaron levemente de la pelea por el liderato merced a una actuación dominante, que no efectiva. El Espanyol se escapará en la cima de la categoría si vence esta jornada. El chorro de llegadas a los dominios de Whalley cayó en saco roto.
Ni Álvaro Giménez, ni Murilo, ni Salva Sevilla ni Dani Rodríguez, quienes más trataron de abrir grietas en el sistema defensivo albinegro, lograron batir al cancerbero, correcto bajo palos. El '7' luchaba cada balón en el área, el '10' prendía la chispa en la banda o la frontal y tanto el '8' como el '14' desplegaban su calidad para internarse o probar de lejos. Nada funcionó.
Sí que lo hizo Juanto. Autor de los dos únicos disparos del Castellón en el partido, supuso la diferencia entre la victoria y el empate -o la derrota-. En su primera ocasión de peligro, empujó al fondo de la red de Manolo Reina con la frente un centro teledirigido de Rubén Díez. Esto sucedió en el 24'.
De ahí en adelante, e incluso antes, el Mallorca cargó a sus espaldas el peso del partido. Poco a poco, Juan Carlos Garrido asumió que el papel de los suyos debía ser contener las acometidas isleñas y así lo transmitió al campo. Sus pupilos se encerraron y esterilizaron la propuesta rival.
Bastó con esta contratáctica y con alguna que otra intervención importante de Whalley para sumar los tres puntos al casillero 'orellut'. El equipo garantiza así una balsámica renta sobre la zona de descenso en lo que el elenco de Luis García se clava en la segunda plaza a expensas del rendimiento del Espanyol en lo sucesivo.