El Celta de Vigo cerró con su derrota (3-1) frente al Levante el peor año desde que Carlos Mouriño asumió la presidencia en 2006; un curso en el que los celestes han sido el farolillo rojo de los últimos 12 meses.
Los números hablan por sí solos: de los 39 partidos que el Celta ha disputado este año, solo ha ganado ocho. A los vigueses les queda al menos el consuelo de que, pese a los datos, lograron la permanencia el curso pasado y en este parón navideño solo están a un punto de salir del descenso.
El portugués Miguel Cardoso empezó el año como técnico, aunque en marzo llegaría Fran Escribá para conseguir la salvación. Sin embargo, el arranque de este curso 2019-20 tampoco fue bueno y los celestes sustituyeron al valenciano por un Óscar García que ha logrado de momento una victoria, dos empates y tres derrotas.
En la clasificación de los 17 equipos que han competido todo el año en Primera, el Celta es último con 34 puntos, cinco menos que el Leganés y a seis del Real Valladolid. Ahora, los celestes se van de vacaciones con la esperanza de un 2020 mucho más positivo.
"Increíble lo sucedido, pero es el espejo de lo que nos ha pasado este maldito 2019. Solo nos queda agachar la cabeza, seguir trabajando y recoger frutos en un 2020 que esperamos con los brazos abiertos", resumía un Iago Aspas que sirve de contrapunto a su equipo tras ser, por tercer año seguido, el máximo goleador español de LaLiga.