El Celta tuvo la mejor medicina para recuperar sensaciones. El cuadro del Chacho Coudet visitó un Coliseum que aún no ha visto una victoria este curso y que seguirá sin hacerlo un día más.
Fue un partido entre dos equipos necesitados, dos equipos que aspiran a estar más arriba. Y finalmente fue el cuadro celeste, este lunes de rojo y blanco, el que se llevó los tres puntos.
La dinámica hizo mella en un Getafe que, a las primeras de cambio, se hundió. Aguantó el cuadro de Quique Sánchez Flores más de medio partido las acometidas del Celta, pero en la segunda mitad se hundió.
Eso sí, la mala fortuna para el Getafe comenzó justo antes del descanso. Sandro, el único bigoleador del equipo, se tuvo que marchar justo antes del paso por los vestuarios lesionado.
El Celta dio un paso más adelante en la segunda mitad y, desde las bandas, buscó una y otra vez la portería de David Soria. Y finalmente lo encontró por medio de Santi Mina en un balón que prolongó justo antes Brais Méndez.
Un duro golpe que precedió a otro tres minutos después, cuando Brais Méndez puso un caramelo en el área que aprovechó Iago Aspas tras ganar la espalda a Djené.
Precisamente el defensa togolés fue protagonista en una acción polémica. Djené despejó el balón pero, de camino, se llevó el tobillo de Santi Mina. Tras verlo en la pantalla del VAR, Martínez Munuera decidió expulsarlo entre caras de incredulidad de todos los jugadores, los del Celta incluídos.
Fue un golpe seco y decisivo para un Getafe que terminó de hundirse en un nuevo gol de Santi Mina. Sonrió Coudet, que por fin pudo tener un partido tranquilo. Pitó el Coliseum, que volvió a desbandar las gradas antes de tiempo.