En Primera División son pocos los equipos que no aprovechan las concesiones de sus rivales. En un juego de errores como este del fútbol, el Celta apabulló al Eibar tras martirizar error tras error en las jugadas de estrategia. Así hasta tres, todos ellos en una primera parte para olvidar.
Encajar un gol a balón parado puede ser un accidente, pero recibir tres habla a las claras de las negligencias de un equipo que entregó la cuchara demasiado pronto. Los balones de Sisto fueron puñales para una defensa adormilada. El cabreo de Mendilibar, absolutamente justificado.
Tras un inicio dubitativo, Cabral se coló entre una línea desastrosa para colar el primero. Después, fue Sergi Gómez el que apareció para tocar ligeramente el balón y anotar el segundo en una acción calcada a la del primer tanto. Falta lateral en la que se queda parada la defensa y un jugador celtiña sorprende entrando desde atrás. Calcados.
El Celta estaba dejando en evidencia a un Eibar que buscó pronto soluciones desde el banquillo. Mendilibar tiró de Enrich, pero los visitantes castigaron el tercer error armero pocos minutos después del cambio.
Córner rápido que permite centrar a Sisto y rematar a Pablo Hernández absolutamente solo en el segundo palo. Otro desastre defensivo del Eibar, castigado con un contundente 0-3 en la primera parte. La única reacción local fue un remate al palo de Oliveira. Poquito más.
El partido estaba resuelto y la segunda mitad fue un espanto que bien se podría haber ahorrado. El Eibar estaba roto, a merced del hambre que tuviera el Celta para golear. Wass hizo el cuarto tras aprovechar Hugo Mallo una auténtica autopista por la derecha. Pudieron caer más, pero Sisto perdonó un mano a mano y los de Unzué -que respira un poco con esta victoria- tampoco quisieron hacer leña del árbol caído. Todo un detalle visto los regalos que le brindó el Eibar para montar semejante fiesta en Ipurua.