El Mérida, que venía de apear de la Copa a La Nucía en primera ronda, recibió al Celta con la ilusión del que sabe que, aunque quizá esté ante el final del trayecto, el partido será digno.
Y la lógica no tardó en imponerse. Tras veinte minutos de dominio celeste, el Celta acabó batiendo a Javi Sánchez, con un tiro de Santi Mina.
Poco después, en el 30', Pione Sisto hacía el 0-2, y la eliminatoria empezaba a quedar vista para sentencia. Sin embargo, un penalti en los últimos minutos del primer tiempo amenazó con cambiar las tornas.
Poley lo convirtió, y dio vida al Mérida, que logró irse al descanso perdiendo solo por un gol. Y esa distancia, con todo un estadio entregado, se antojaba mínima.
Pero el Celta no quiso sustos, y solo necesitó tres minutos del segundo tiempo para sentenciar definitivamente el partido. Otro penalti, este en el área local, lo convirtió Brais Méndez, haciendo el tercero para el conjunto de Primera.
La distancia parecía insalvable, y lo fue aún más cuando Santi Mina firmó su doblete personal en el 59'. Pero quien viera el ambiente de las gradas perfectamente podría pensar que el resultado estaba siendo otro.
El Celta ganó, pero la fiesta al Mérida no se la pudo quitar nadie. Su travesía por la siempre ilusionante Copa del Rey llegó a su fin. El Celta alcanzó con esta goleada los dieciseisavos de final del torneo.