El Celta de Coudet es un Celta distinto. Sortea presiones, filtra balones, juega bonito, gana partidos y da alegrías. Volvió a vencer -lleva ya sin caer desde el 21 de noviembre- en su cita liguera contra la SD Huesca para cerrar 2020 de la mejor de las maneras. Los oscenses, por contra, se comerán las uvas desde el último puesto de la tabla.
Su actuación, de menos a más, no sirvió para puntuar en Balaídos. El inicio fue solvente y arrojó una atmósfera que daba la sensación de que, si alguien tenía que adelantarse, debían ser ellos. La banda izquierda era la principal protagonista de una propuesta basada en la posesión que fue apagándose poco a poco.
Javi Galán y Ontiveros, de los más acertados de un equipo que se nutría mucho de las pérdidas gallegas en la zona de tres cuartos. No supo aprovechar ninguna de las jugadas que de ahí o de otras parcelas del juego nacieron Okazaki. Las bandas bombardeaban, pero faltó la definición que solo brindó Seoane cuando fue demasiado tarde.
Jaime fue parte de la respuesta de Míchel a la falta de pólvora de los suyos, una respuesta que hizo interesantes los minutos finales, en los que el Celta recordó que, en esta categoría, ningún punto se regala y hay que sufrirlos para sumarlos. Rafa Mir, otro revulsivo punzante del técnico, también pudo marcar. Sergio Gómez, el tercer jinete del apocalipsis, asistió de tacón a Seoane y, de no ser por San Rubén, pudo empatar de falta.
Al compás de Denis, a la oración de San Rubén
Nolito abrió la lata a pase de Iago y Iago dobló la distancia a pase de Nolito, pero no recayó solo sobre ellos la carga de la victoria. Gran parte residió en la espalda de Denis Suárez, que completó una actuación sobresaliente. Soberbio en el corte de balón, más que correcto en la distribución y muy útil cuando tocaba filtrar pelotas, hizo un partido para grabarlo y proyectarlo en las escuelas de fútbol de todo el país.
Cuando él no estuvo en el campo, tomó el testigo bajo palos su compañero Rubén. El cancerbero se elevó a la categoría de Santo con varias intervenciones de mérito cuando los ajustes tácticos de Míchel se tradujeron en bombardeo. Su milagro, una mano providencial a un tiro de falta de Sergio Gómez.
Y hay que salirse mucho, pero que mucho para bajarle a Iago Aspas, 'Pichichi' del campeonato, la vitola de protagonista. Con su pase raso a Nolito, que batió a placer a Álvaro Fernández, y su regate al oscense para el 2-0, le recordó a Luis Enrique que puede que se le esté olvidando cierto gallego en sus convocatorias de la Selección.
Honor sobró, pero no es suficiente
La actuación de la SD Huesca, que no fue suficiente para sacar al equipo de la última plaza de la Liga, sí que tuvo tintes de honor y pudo haber dado lugar a un empate perfectamente. El buen inicio de Ontiveros, Ferreiro o Javi Galán encontró continuidad en una traca final comandada por Rafa Mir, Seoane y Sergio Gómez que fue merecedora del segundo gol. El primero lo firmó el '20' a tiro cruzado.
Míchel comenzará 2021 con la asignatura pendiente de resolver la falta de pólvora de los suyos, aunque consciente de que acertó con los cambios, pues estos reactivaron al conjunto. Se echó de menos que esta gran reacción hubiera llegado antes de que Iago matara el partido.
Por lo igualado de Primera este curso, aún hay margen de trabajo, más de media temporada por delante y rivales directos a un margen más o menos razonable de puntos. El técnico y los suyos ya tienen en mente la cita en El Alcoraz contra el Barcelona. Se buscará la sorpresa y relanzar a la SD Huesca. No se pudo en Vigo. Este Celta es imparable.