A la tercera llegó la vencida. El Chelsea, sumido en una plena renovación, ya sabe lo que es ganar su primer partido en Premier League tras perder 4-0 contra el United en su estreno liguero y empatar 1-1 ante el Leicester en la segunda jornada.
El equipo de Frank Lampard llevó el timón durante gran parte del partido y demostró que buscó más el gol que su rival. Los 'blues' se hicieron con la posesión y apostaron más por el fútbol de ataque, mientras que el Norwich dejó su suerte en manos de los contragolpes. Presionó mucho en el inicio, pero fue bajando marchas a la vez que corría el minutero.
El inicio fue vibrante y no hubo tiempo para el aburrimiento en Carrow Road. Solo habían pasado seis minutos y el marcador ya mostraba un 1-1 gracias a los goles de Abraham, en el 3', y de Cantwell, en el 6'.
La locura de los primeros minutos se extendió durante los siguientes compases y el Chelsea sacó partido de ello cuando Mount hizo el 1-2 tras el primer cuarto de hora. Los 'blues' se pusieron por delante, pero Pukki, a los 30 minutos, puso el 2-2 con el que llegaría el descanso.
En la segunda mitad hubo tiempo para todo. Mientras los 'blues' practicaban el juego de toque que pide Frank Lampard, el Norwich demostró solidez y peligro a la hora de salir a la contra con transiciones rápidas.
Abraham desequilibró la balanza de manera definitiva a 20 minutos del final a pase de Kovacic, aunque Godfrey pudo empatar en el 72' al estrellarse con la madera. La suerte no quiso que ese balón entrara y sí que Lampard viviera su primera -y sufrida- victoria. Costaron los tres puntos, pero esos son los que mejor sabor tienen.