Lo de rebote es literal. El gol que significó el 1-2 fue una jugada embarullada que pegó en la espinilla del argentino y acabó en la red de Robinson. Un gol que ejemplifica bien el desarrollo del encuentro.
Porque, a pesar de la apuesta millonaria del City ante un recién ascendido, los de Sean Dyche mostraron mayor claridad de ideas y gozaron de mejores ocasiones.
Sobre todo, cuando moría el encuentro. Barnes casi marcha de chilena, pero segundos antes tuvo que atrapar Bravo en dos tiempos un balón alto que sembró el pánico en la defensa 'citizen'.
Que el City terminara achicando agua fue la consecuencia de un Burnley animoso que supo desconectar casi siempre el City. Sólo Yaya Touré ofrecía peligro y lo intentaba desde la frontal.
Fue Marney quien desniveló el marcador con un buen gol de volea que cazó desde la frontal. Un disparo al palo fue el único bagaje ofensivo notorio del City hasta el primer tanto de Agüero.
'Kun' resolvió como un ratón de área el lanzamiento del córner. De similar manera llegó el 1-2. Con el City por delante, el Burnley le agarró del cuello, pero no le ahogó. Y los puntos vuelan a Manchester.