Cuando más sufría y padecía, cuando más jadeaba, sudaba y exhalaba, cuando parecía que el 0-1 era cuestión de tiempo, el Madrid hizo lo de siempre como casi siempre: marcar y mostrar las miserias del adversario, confirmar que los merecimientos son cosa ajena a un deporte crudo y desprovisto de juicio como es el fútbol. Lo que no esperaba para nada el Madrid es que el City le iba a remontar en su casa, en un momento, con un gol controvertido y un penalti. La guinda fue una tarjeta roja, directa para más inri, al capitán, a Ramos, que 24 horas antes decía que en Europa los árbitros le respetaban bastante más. El Madrid experimentó en sus carnes lo que tantas veces le ha hecho a sus adversarios.
El Manchester City se da un chute de autoestima con su victoria en el Santiago Bernabéu, y puede lamentarse por la exigua ventaja que empaqueta para el viaje de vuelta. Sin juzgar la forma en la que llegó el empate, ilegal para los futbolistas blancos, lo cierto es que el equipo de Guardiola cuajó una actuación más que digna, jugó con arreglo a los discursos de los que dispone, superó sus miedos, cometió los errores de siempre pero no logró derrumbarse y le echó el arrojo que le ha faltado en varios momentos en Premier League.
El que se derrumbó es el Madrid, caído en desgracia donde no suele y como no suele. Isco puso al equipo por delante y los jardineros ya regaban la pradera de Zidane. El City secó las flores blancas. El 'Clásico' puede determinar el devenir de la temporada, si hay puerta grande o enfermería. El Madrid no ofreció respuesta cuando el City, con dos sopapos, lo volcó en el suelo. La noche de furia que demandó Ramos se quedó en un chispazo, insuficiente ante el conjunto inglés, que además terminó el partido en área contraria.
El miedo a fallar se apoderó de ambos con equipos en la primera parte. Mucho pase de seguridad, todos apretados, bien juntos, con el balón moviéndose en un tramo de campo de 60 metros. Benjamin Mendy ponía la nota discordante, desubicado, perdido en el campo, nada atinado con el balón. Salió al campo con dos zapatos derechos.
La primera ocasión de peligro llegó en el minuto 21. De Bruyne hizo su primer acto de presencia y al City se le encendieron todas las luces, dejando solo a Gabriel Jesus, que recortó y la mandó al cuerpo de Courtois. El genio belga hizo claqué en la frontal al rato, aunque el buen pase de Mahrez lo envió muy alto. El City había inoculado su virus en el cuerpo del Madrid.
Respondió el equipo blanco con una ocasión que erró Vinicius de forma incomprensible. Sigue negado el brasileño, siempre punzante, peligroso, profundo y directo, pero pocas veces le viene la inspiración cuando tiene que definir. Siempre le faltan cinco para el peso, como viralizó hace años el Tano Pasman. Benzema se elevó por encima de Laporte, obligó a Ederson al milagro, pero Vinicius no atinó a centímetros de la línea. Fue cambiado Laporte instantes después. Acabó el City amagando con el 0-1. Casemiro y Valverde evitaron el problema en forma de autogol de Ramos al filo del descanso y bajo palos.
Los chicos de Guardiola sembraron el pánico en el primer cuarto de hora de la segunda parte, pero lo que recogió el City fue un gol de Isco. Miseria para los ingleses, que tuvo tres claras, las tres en las botas de Mahrez, todas ellas muriendo en las manos de Courtois o fuera de la portería. Con el City pisando el rabo del Madrid, Modric sopló en la nuca de Rodri, Walker se hizo un lío con los cordones, Vinicius atrajo a los centrales y se la pasó al malagueño, que en el aclarado y sin rivales alrededor no falló ante Ederson. Esta vez a Vinicius no se le bajó la persiana.
Lo tuvo todo a favor el Madrid para sentenciar, con el City en modo zafarrancho y los problemas defensivos que no le van a abandonar porque es cuestión individual, más allá de la fallida estructura. Emergió De Bruyne, quien dijo que el partido era para él. De las botas salieron la asistencia a Gabriel Jesus y el golpeo de penalti que subió el 1-2 al marcador. Cuando se exige a los grandes futbolistas, De Bruyne levantó la mano. En su aventura le acompañó Sterling, cuya electricidad acabó por acalambrar al agarrotado Madrid.
Un caracoleo de De Bruyne y un centro para el segundo palo lo remató de cabeza Gabriel Jesus, imparable para Courtois. Se quejaban los 'merengues' porque el brasileño se había apoyado en Ramos cuando este se disponía a saltar. Tocar le toca, es difícil calibrar la intensidad del contacto. Ramos quiso llegar, no le alcanzó y cayó derribado. En el 83', cinco minutos después, De Bruyne oficiaba la remontada después de que Carvajal cortara la carrera de Sterling en el área.
El City enmudeció al Madrid y los de Zidane terminaron por meterse los dedos en los ojos ellos mismos, fundidos, sin juego y desnortados por los goles de la banda liderada por De Bruyne. Fallaron Casemiro y Varane, Ramos paró con falta la cabalgada de Gabriel Jesus y Orsato, que no despertará las simpatías de Chamartín, lo mandó a la caseta. El Madrid se conformó con no perder más de lo que había perdido hasta la conclusión, y eso que el conjunto visitante pudo hacer más grande su ventaja. Volcado el Madrid, de pie el City, queda el round definitivo en Manchester.