Pudo ser mejor y peor, pero para ambos. Resulta difícil etiquetar un encuentro en el que el Deportivo casi siempre fue bastante superior pero que tuvo que defenderse como gato panza arriba en el tramo final tras dos expulsiones.
Es que el choque empezó con una tonalidad y acabó con otra bien diferente. Quique dio la ventaja a los coruñeses a los tres minutos y, visto lo que ocurrió después, parecía que podía sentenciar pronto y hacerle un roto a los de Sandoval.
Están mal los blanquiverdes, que lo mejor que hicieron en el partido fue sobrevivir sin encajar el segundo tanto. Los de Natxo González, que también acabó expulsado en el follón final, le dieron algo de vida cuando Pablo Marí, a diez para el final, vio la segunda amarilla.
Ello aflojó en cierto modo el agobio, pero tampoco había mordiente en los de Sandoval para rascar el empate. La puerta se abrió totalmente cuando Borja Valle, por agresión, vio la roja directa hasta el final.
Con seis minutos más cinco de añadido, la portería se volcó hacia Dani Giménez. El Córdoba, más nervioso incluso que su rival, no leyó bien la superioridad, se limitó a colgar balones sin mucho sentido.
Pero la inercia era demasiado evidente, así que a poco más de un minuto para el final del añadido, una serie de rebotes sonrió al joven Andrés Martín.
Incluso hubo una acción más para el milagro, pero acabó todo con un empate que no sació el estómago de ninguno.