Había mucho que ganar en el estadio de Riazor delante todos los aficionados. El Córdoba ya solo tenía su imagen que defender y por eso no lo puso nada fácil durante la primera mira, pero dicen que tanto va el cántaro a la fuente que al final se rompe.
Por ocasiones no fue. El Deportivo lo intentó por activa y por pasiva, teniendo como primer aviso un cabezazo de Bodiger ante el que tuvo que responder Dani Giménez con una palomita para poner el blaón por encima del larguero.
Poco a poco se fue animando el cuadro gallego, apoyado en un desatado Pedro Sánchez que se empeñó en echarse el equipo a la espalda. Por poco no llegó a un pase de la muerte, con el que solo tuvo que empujar el balón.
Carlos Abad se convirtió en un salvador hasta que pudo porque el Deportivo fue un vendaval con más de diez saques de esquina. Los gallegos llegaban por todos los flancos y el Córdoba se limitaba a achicar agua.
Borja Valle emprendió el camino hacia el alivio y el objetivo con un disparo a un metro de la línea de gol gracias a un balón muerto que le llegó a los pies como regalo de cumpleaños.
En la segunda parte se llegó a ver un fútbol de entrenamiento porque el Deportivo y el Córdoba ya conocían unos destinos muy contrapuestos. De jugar el 'play off' al infierno de Segunda División B.
Pedro se sacó de la chistera un auténtico misil que se coló por la escuadra, con el que cerró el partido y provocó el carrusel de cambios par repartir minutos y cansancio.
Sin más ocasiones, el Deportivo acabó sabiendo que su rival en la lucha será el Málaga tras una temporada en la que contó con cambios que pudieron afectar al objetivo deportivo, objetivo que se ha cumplido en la última jornada de Segunda.