Rudi Völler dedicó a Michael Ballack un homenaje cálido y totalmente merecido. Su vaticinio, además, se cumplió. Alemania se unió para aclamar al héroe de la semifinal del Mundial organizado por Corea y Jaón.
Sin embargo, la heroicidad a la que se refiere Völler, y que otorgó a Ballack todo el protagonismo, no fue el gol decisivo que logró. El mediocampista recibió los elogios de su seleccionador, de sus compañeros y toda su nación por una actuación merecedora de sanción cuatro minutos antes.
"A pesar de que sabía que con otra tarjeta amarilla se perdería la final, cometió una falta táctica absolutamente necesaria", explicó Völler sobre la decisión de Ballack de derribar a Lee Chun Soo para cortar una prometedora contra de los coreanos.
"No muchos jugadores lo hubieran hecho. Hay que sacarse el sombrero ante Michael. Esta noche se ha convertido en una figura trágica. Ha sido el primer jugador al que he visto tras el partido y estaba muy triste. Ha llorado en el vestuario. He tenido que levantarle el ánimo. Es una gran pena que se pierda la final, porque hoy se ha destacado como uno de los mejores hombres sobre el terreno de juego", afirmó.
Völler no fue el único que expresó tales sentimientos. Incluso Urs Meier, el árbitro suizo que le sacó la amarilla, mientras aseguraba que "era la única decisión posible", admitía que lo lamentaba por Ballack.
La sanción del astro del mediocampo alemán contribuyó a cambiar un apartado del reglamento de la Copa Mundial: la cuenta de tarjetas acumuladas se borra automáticamente después de cuartos de final desde la edición de 2010. Esto, no obstante, no sirvió de gran consuelo a Ballack, quien calificó de "una gran amargura" el sentimiento de perderse el partido más importante del fútbol.