Fue en el 'Xeneize' donde De Rossi jugó sus últimos minutos como futbolista, después de haber vestido solo la camiseta de la Roma. Una decisión que nos permitió disfrutar seis meses más del italiano.
Pero lo cierto es que no fueron los más brillantes de su carrera. Si fue a Boca en busca de protagonismo, se equivocó, porque solo lo fue mediáticamente, no en el terreno de juego.
El paso de De Rossi por Boca se puede resumir en los siete encuentros disputados (cinco como titular), en los que marcó un único gol. Menos de 500 minutos de juego que, eso sí, le permitieron redondear la cifra total superando los 50.000 disputados como profesional.
De Rossi cumplió un sueño, su sueño, pero más allá de lo exótico o la efeméride, difícilmente será recordado por su paso, efímero, por Boca.
Fue medio año que comenzó con una recepción multitudinaria, digna de un astro del fútbol, pero pronto quedó claro que no estaba preparado para seguir en la élite.
De Rossi tenía la visión de juego, eso no se pierde, pero no el físico. Y el fútbol argentino quizá no sea tan exigente como el italiano en unos aspectos, pero en otros lo supera, como aprendió, por las malas, De Rossi.
Fue profesional hasta el final, y ha sabido hacerse a un lado cuando vio que volver a jugar iba a ser inviable. Él cumplió su sueño y Boca ganó un embajador en Roma.