El Villamarín no fue una nave del famoso videojuego 'Among Us'. Ni este Eibar de Mendilibar un impostor con cara de tripulante. El peligro era evidente. Sin embargo, al Betis se le cruzaron los cables de nuevo y cayó derrotado con claridad. Las luces de emergencia están encendidas en el barco de Pellegrini, que queda muy tocado con este monumental tropiezo.
Volvió Fekir, pero nada de él. También Bartra. Punto y aparte. Solo Joaquín tiró de coraje y de un carro verdiblanco que pesa demasiado, y que quedó en evidencia frente al gambeteo de un Eibar que se deja llevar a veces por el 'tiki taka', aunque Mendilibar es consciente de las limitaciones de un equipo con acento sevillista gracias a la presencia en el once de Bryan Gil y Pozo.
Mendilibar es el maestro. Bryan Gil y Pozo, unos alumnos hiperactivos que hacen y deshacen a su antojo sobre el terreno de juego. Pero el sistema 'armero' fue el que triunfó en el Villamarín. Diop y Expósito estuvieron inconmensurables para manejar la sala de máquinas, y para inhabilitar el reactor de un Betis que hace aguas por todas partes.
Queda mucho de temporada, pero la realidad es que el Betis, al término de la undécima jornada, se encuentra a dos puntos del descenso, cuando por tamaño y envergadura de club, más el nivel de su plantilla, debería marchar en puestos de Europa. La verdad es bien distinta: Pellegrini está en la cuerda floja después de haber perdido claramente el hilo del buen arranque de temporada.
No pintaba tan mal la cosa al principio, pero ya se notaba que la maquinaria estaba desengrasada. La posesión era verdiblanca, aunque se jugaba a lo que quería el Eibar. A su ritmo. Álex Moreno trató de meterle otra marcha por la izquierda, y se quedó solo en el intento. Solo Tello tuvo la opción de acabar con el devenir posterior del choque en un mano a mano que solventó perfectamente Dmitrovic. Fue el único desajuste del Eibar.
Pasado el ecuador del primer tiempo, el Eibar dominó, y de no ser por Inui posiblemente se habría ido con ventaja al descanso. El japonés protagonizó una de las jugadas más inverosímiles -por llamarlo de alguna forma- de la temporada al empujar en la línea un remate de Bryan Gil que apuntaba a entrar. El ex del Betis estaba en fuera de juego, tocó el balón y el gol fue anulado.
El beticismo y Pellegrini respiraron aliviados, pero por poco tiempo. En el minuto 49, Muto, que luego se fue lesionado e hizo un trabajo fantástico, empujó un córner peinado por Esteban Burgos en el primer palo. La defensa del Betis, completamente atónica ante lo que estaba ocurriendo. Y el ariete nipón se estrenó con la zamarra vasca.
Un 0-1 que no se quedaría ahí, puesto que a los cuatro minutos fue Joel el que la lio por completo: penalti incomprensible sobre Rober Correa y gol desde los once metros del argentino Burgos. Un drama que pintaba cada vez más negro con el paso de los minutos. Y a todo esto, el Betis sin dar ninguna señal de vida sobre su propio césped.
Perdonó, no obstante, el Eibar lo que pudo ser una goleada mayor. Sergi Enrich entró y falló un penalti, mientras que Loren y Lainez trataron de liderar una reacción bética que duró poco. El Eibar agarró el triunfo y no lo soltó, porque con él dice adiós al descenso y continúa su fenomenal estela a domicilio. El Betis, mientras tanto, sigue buscando la suya.