En el Martínez Valero se han propuesto romper todos los esquemas de los pronósticos de principios de temporada. Tras la derrota ante la Real Sociedad, todos auguraban una temporada complicada para un proyecto renovado de arriba abajo, desde el banquillo hasta los principales buques insignia de la plantilla ilicitana. Finalizada la jornada 7, ya van tres victorias en cinco encuentros.
Imprevisible arranque de este Elche, que acumula dos victorias consecutivas ante rivales en horas bajas como son Alavés y Valencia. Especialmente los de Javi Gracia, que firmaron una primera parte que hizo clamar al cielo a todo aficionado 'che' por la apatía, la desgana, el desorden y la mala planificación de un derbi que se escapó por los 45 minutos iniciales.
Un plan ejecutado a la perfección
El Elche hizo lo suyo: acechar en el arranque, generar una clara ventaja y defender el marcador. Eso sí, el sufrimiento en el tramo final de encuentro vino procedente de una mala decisión táctica de Almirón, que echó al equipo atrás y dejó el control al Valencia. Pese a las numerosas ausencias para Gracia, hay calidad en la plantilla valencianista, y el empate estuvo a punto de llegar 'in extremis'.
Pero hasta el descanso el cuadro ilicitano lo hizo todo perfecto. Y Josan llevó la batuta de un ataque con Rigoni y Lucumí, pero en el que destacaron los carrileros. El '17' adelantó al Elche con un zurdazo impresionante desde la frontal. Jaume solo pudo acompañar el balón con la mirada mientras se estiraba. La defensa del Valencia, mientras tanto, muy pasiva.
El Valencia mostró una actitud triste y un juego paupérrimo. No salió de su campo en ningún momento, y tampoco pareció molestarle la presión tan alta del Elche. Parecía que la cosa no iba con el equipo de Gracia, y por ello cuando se pusieron las pilas, era demasiado tarde. Con esta derrota, el Valencia ya roza los puestos de descenso a Segunda División.
Y es que Fidel acabó poniendo la puntilla al Valencia tras un error gordo en la salida de balón. Asistió Josan, que redondeó una actuación dedicada a su 'padre' Nino. La única ocasión para el conjunto 'che' llegó al filo del descanso, cuando Carlos Soler rozó el larguero con un disparo a balón parado desde la frontal de Édgar Badía.
Tras el descanso, todo cambió, pero enfrente estaba Édgar y el destino, que en el fútbol suele ser muy caprichoso. Porque cuando mejor estaba el Valencia, llegó la lesión de Diakhaby, que fue sustituido por Guillamón. Javi Gracia, absolutamente desesperado con esta machada que tiene encima de la mesa tras un verano convulso por Mestalla.
Lato permitió soñar al ser asistido por Kang-In Lee. Gran definición en el mano a mano y 2-1. Pero el tiempo se acababa y el Valencia mostró sus incapacidades para generar y desequilibrar ante una defensa bien armada. Los cuatro goles ante el Levante fueron un espejismo de un partido loco. Sin Maxi Gómez no hay alegría, y este viernes el Elche se llevó el gato al agua y al Valencia, a la UCI.