Cuando Bielorrusia se independizó de la Unión Soviética, una dictadura se instaló en el país. Dictadura futbolística, en concreto, la que ejerció el Dinamo de Minsk, el club más potente de la república de largo, hasta que apareció un recién llegado como era por aquel entoces el Slavia Mozyr para arrebatarle la Liga.
El fútbol en la Unión Soviética tenía una organización particular. Existía una Primera División, en la que jugaba lo mejor de lo mejor. Esto es, los grandes clubes de Moscú, alguno de San Petersburgo, un par de Kiev y, con suerte, unos pocos equipos de algunas de las repúblicas soviéticas más potentes futbolísticamente hablando, como Georgia o Bielorrusia.
Por debajo no había una Segunda División como tal, sino que se pasaba al sistema de ligas que cada una de las repúblicas que formaban la Unión organizaba. En esas nació, en 1987, el Slavia Mozyr.
Por aquel entonces, el club de la bielorrusa localidad de Mazyr (cosas de la transliteración) se denominaba Polesye Mozyr, y empezó a quemar etapas rápidamente en el fútbol local.
Desde 1992, tras la independencia de Bielorrusia, jugó en la Primera División del país, el segundo nivel, solo por detrás de la Premier League. Y en 1995 logró el ascenso a la élite, tras lo que pasó a denominarse MPKC Mozyr.
Su irrupción en la máxima categoría fue espectacular. En su temporada debut logró el subcampeonato, en un torneo corto, disputado a partido único por el cambio de calendario. Se quedó a dos puntos del título.
Pero en su segunda temporada, la de 1996, lo ganó, aventajando en un punto al Dinamo de Minsk, el equipo que hasta ese momento había ganado todas y cada una de las ligas de esta Bielorrusia independiente.
En 1996 comenzó su época dorada. Ganó otra Liga más (la del año 2000), además de dos Copas de Bielorrusia, haciendo doblete en los años 1996 y 2000.
Pero las estrellas que más brillan son las que antes se apagan. Tras los éxitos del año 2000, el Slavia Mozyr entró en una lenta decandencia que terminó con su descenso a Primera en 2005, el cual casi le cuesta la desaparición.
Se fusionó con otro club y logró sobrevivir. Tras varios años en la categoría de plata, a mediados de la pasada década volvió a asomarse por la Premier, de forma intermitente, encadenando alegrías y penas. Ahora toca ver qué le depara este atípico curso al primer equipo que osó plantar cara al tirano.