Verano de 1996. Una Nigeria encendida afronta los Juegos Olímpicos de Atlanta como una oportunidad única para la redención. El máximo mandatario del país, Sani Abacha, había acabado con las esperanzas de los africanos de revalidar su título en la Copa África.
El sanguinario líder militar del país había forzado una renuncia de los suyos a la Copa África de Sudáfrica y la excelente generación de futbolistas nigerianos afronta los Juegos Olímpicos sin presión. De nuevo en Estados Unidos, dos años después, con el objetivo de reeditar la gran actuación de Nigeria en el Mundial de Estados Unidos.
Nadie cuenta con ellos pese a su aviso del Mundial. Y los nigerianos primero se cuelan en cuartos tras pasar en segunda posición en un grupo con Hungría, Japón, y la favorita al título, una Brasil de Ronaldo, Rivaldo, Roberto Carlos o Bebeto que ya ha sido capaz de derrotar a los africanos en la fase de grupos.
En la ronda que da paso a las medallas, Nigeria se impone por 0-2 a México. Y llega el momento de la revancha, un 31 de julio de 1996. Brasil pone las cosas claras de inicio y Flavio Conceiçao, que jugaría en el Real Madrid, hace el 1-0 en el primer minuto. Pero Roberto Carlos empata con un tanto en propia meta en el minuto 20.
Todavía en la primera mitad, la 'canarinha' parece sentenciar y Bebeto y de nuevo Flavio ponen el 3-1 con el que se llega al descanso en el marcador. Cuando todo parece perdido, Ikpeba acorta distancias y, en el último minuto, el mágico Kanu pone el 3-3. La prórroga, para premio de los africanos, sirve para que un gol de oro del propio Kanu mande a Nigeria a la final.
En el partido por la medalla de oro, Argentina también intentó imponer su jerarquía de salida, con un gol de 'Piojo' López', que Babayaro neutralizó con un bonito cabezazo. Un penalti inexistente sobre el 'Burrito' Ortega lo convirtió Crespo y la final parecía tomar claro color 'albiceleste', hasta que Amokachi igualó a un cuarto de hora del final.
De nuevo en el minuto 90, un fuera de juego mal tirado por la defensa argentina permitió a Amunike poner el 3-2 definitivo, con el que Nigeria certificó una de las sorpresas más grandes de la historia en un gran campeonato de fútbol. Luego llegaría Camerún para rememorar la hazaña nigeriana y llevarse la medalla de oro cuatro años después.