El Espanyol ha vuelto a caer tras 26 años de fútbol en la élite. Tenía una papeleta complicadísima ante el Barcelona en el Camp Nou: estaba obligado a ganar. Los 'culés' no fallaron en su objetivo de seguir aspirando a la Liga y frustraron la empresa rival.
El resultado fue de 1-0, pero pudo ser muy diferente. Los de Quique Setién no dominaron de pleno a los de Rufete, que incluso pudieron ganar el encuentro si hubieran tenido más suerte en sus oportunidades. El tanto de Luis Suárez fue el único del choque.
Se trata del primer descenso del club en 27 años y el punto y aparte a 26 en Primera División. Era 23 de abril de 1994 cuando los 'pericos' volvían a la máxima categoría del balompié español. Derrotaron por 4-0 al Cádiz y se proclamaron campeones de Segunda.
Tres cambios de entrenador
Con la marcha de Rubi al Betis, el Espanyol tuvo que encontrar a un nuevo líder. David Gallego fue el elegido y no estuvo a la altura. El inicio de temporada se convirtió en una decepción para un equipo que aspiraba a pelear por los puestos de arriba y dar guerra en la Europa League. Paradójicamente, todo comenzó bien en la competición continental.
La derrota fuera de casa ante el Mallorca, un recién ascendido, fue el detonante de su salida. Si bien justo antes había procurado la continuidad del cuadro en el campeonato continental con un 0-2 al CSKA de Moscú, no valió para continuar en el puesto.
El equipo todavía no había pasado de la decimoséptima plaza liguera y llegó el turno de Pablo Machín, Se mantuvo un mes y medio en el banquillo y, aunque logró un arreón inicial con varias victorias (goleada al Ludogorets incluida), no mejoró las cifras de su antecesor: una sola victoria en Primera.
Abelardo fue el siguiente en intentarlo. La directiva confió en él más que en los anteriores técnicos: estuvo medio año al mando de la plantilla y orquestó, junto a la dirección deportiva, un mercado de fichajes invernal que sería la última bala.
Los resultados no llegaron al campo. Si bien aumentó el cómputo de victorias, las derrotas y empates seguían siendo demasiados y, aunque honrosamente, el Wolves les apeó de Europa. Se esperaba que el club le dejara finalizar la temporada, pero le destituyó a falta de ocho jornadas.
La 'era Rufete' fue la última. Como entrenador interino, se dispuso a hacer el último intento para mantener al Espanyol en la élite y no lo logró. El equipo no levantó cabeza, perdió todos sus partidos siguientes y acabó confirmando matemáticamente su descenso en el derbi barcelonés.
El mercado invernal como última bala
No se puede decir que la directiva del Espanyol no intentara lograr la permanencia con todas sus fuerzas. En el mercado de fichajes invernal, procuró tres fichajes de mucha importancia y uno de refuerzo para impulsar al equipo: Raúl de Tomás, Embarba, Leandro Cabrera y Oier.
RDT fue el que mejor funcionó. En sus primeras actuaciones, incluso dio la sensación de que iba a ser el encargado de salvar al club. Aderezado por un Embarba muy práctico y un Cabrera que daba más seguridad a la zaga, todo parecía ir a mejor -Oier quedó en un segundo plano-.
Poco a poco, las nuevas incorporaciones fueron desinflándose junto al resto del plantel y cayeron en la espiral en la que llevaabn toda la temporada: la impotencia. La evidencia es que el plantel siguió sin abandonar la última plaza de la tabla.
Y, ahora, ¿qué?
El objetivo será volver a Primera División en la primera temporada de regreso a Segunda. El club no solo gozará de la ayuda que LaLiga proporciona a los equipos descendidos, sino que su presupuesto y su límite salarial serán de los más altos de la categoría.
Si hubiera que recortarlos, de todos modos, la plantilla cuenta con varios jugadores de mucha calidad que, en caso de que haya necesidad de cuadrar las cuentas, podrían engordar las arcas del club. Hay un dato para la esperanza: siempre que perdió la categoría, regresó al año siguiente.