No había opciones demasiado elevadas para el Sporting de estar en el 'play off', pero todo pasaba por ganar y esperar a los resultados de sus rivales. Lo primero que debía hacer el equipo de Miroslav Djukic era ganar y no lo logró.
Intentó hacerse con el dominio del partido desde el primer minuto ante un Extremadura que necesitaba darse un baño de alegría en la despedida en el Francisco de la Hera porque este ha sido el último duelo en casa en Segunda División. Y así lo hizo Mosquera con solo un cambio, el de Kike.
Murilo abrió el fuego cruzado y fue Granero el que mandó el primer aviso a un Sporting que fue de más a menos. El conjunto extremeño llegó a tener el 60% de posesión mientras se gustaba sobre el césped y estrechaba el camino al Sporting.
Un gol anulado por fuera de juego de Djuka fue lo más destacado del Sporting antes de la tormenta que se le venía encima. La pausa de la hidratación fue clave, pues pareció que los jugadores del conjunto extremeño bebieron una pócima mágica en vez de agua bien fría en los 34 grados que ponían al Francisco de la Hera como un infierno.
Kike se montó en la moto, penetró en el área y con un disparo a bocajarro fusiló a Mariño, que no pudo hacer nada ante la violencia del disparo. El joven delantero quiso más y el larguero evitó su doblete.
Pero al Sporting le quedaba por aguantar otro jarro de agua fría y se quedó totalmente congelado. Fallaron en la salida de balón, recuperó el Extremadura, que contragolpeó con Kike y Pinchi, casi igual que el primer tanto, volvió a reventar la red de Mariño.
La segunda parte fue como ese examen de rellenar por rellenar cuando no te sabes una pregunta. El Sporting no supo responder a la cuestión y ni los tres cambios le hicieron cambiar de cara.
El Extremadura se movía como pez en el agua, aguantando los coletazos de Murilo, que ajustó a la cepa del poste y se encontró con la mano de un Collao siempre muy atento. Los de Mosquera tuvieron punto de mira bien colocado: dos disparos entre los tres palos, dos goles.
El duelo acabó con la rabia contenida y una pequeña tangana entre Damián Pérez y Cristian que el colegiado resolvió con sendas amarillas. El Extremadura lo controló todo, se dio una última alegría y dejó al Sporting sin un objetivo al que agarrarse porque el 'play off' ya queda lejos.