Tiene más luces este Celta que las que ha puesto el alcalde de Vigo por Navidad. Espectacular el equipo celeste, que es un auténtico torbellino en el ataque, con todos los 'jugones' que tiene en liza, capitaneados por el genio, don Iago Aspas, que volvió a estar de escándalo.
Enfrente había un hueso muy duro de roer. El Cádiz de Cervera, que llegaba de vencer nada más y nada menos que al Barcelona, después de haberlo ya esta campaña al Real Madrid en el Alfredo di Stéfano. Sin embargo, no fue el día de los amarillos, que estuvieron más flojos que nunca en defensa.
Lo que parecía ser una pesadilla a principio de curso, con Óscar García en el banquillo y la mirada colocada en los puestos de descenso, ahora es ilusión y confianza de cara a lo que resta de temporada. ¿Se puede soñar con Europa? La realidad es que el Celta está dando motivos para ello.
Comenzó avasallando el Celta, que se adelantó a los seis minutos con una obra de arte de Nolito. Pared con Aspas y disparo raso a la cepa del poste. Sensacional, y todo eso en el inicio de partido, que marcó el rumbo de un encuentro clave para refrendar las buenas sensaciones de las últimas jornadas.
El Cádiz, no obstante, se llevó un castigo mayor al merecido. Atrás estuvo errático, lento, sí, pero en ataque generó como viene acostumbrando. Y es que, solo cinco minutos después del 1-0, Negredo se estrelló con el palo un envío desde el córner. La fortuna no acompañó.
Aspas organizó toda la fiesta. Asistió, presionó, marcó... Lo hizo absolutamente todo. Y el 2-0, que él mismo anotó de penalti, nació de sus botas: envío al espacio para Santi Mina, que fue derribado por Ledesma. El Príncipe de las Bateas no perdonó. La jugada, a pesar de ello, costó cara por la lesión en el hombro de Santi Mina.
Y los gallegos cerraron la goleada al filo del descanso. Le sale todo a Coudet, que dio entrada a Beltrán y fue este el que encarriló la goleada con un latigazo que, tras tocar en Fali, se coló por la cepa del poste. Sensacional, y a pase de Aspas, aunque su incidencia en este caso no fuera tan grande.
A los dos minutos, un centro de Denis Suárez y una mala salida de Ledesma provocaron que Brais Méndez cabeceara al fondo de las mallas. 4-0, desesperado Cervera y un festín al descanso para la alegría y el desahogo de un vestuario que va a más cada día que transcurre.
El Cádiz perdonó sus opciones de cara a gol, y eso que salió con un once más ofensivo, con Álvaro Giménez y Negredo en punta. Alejo estuvo activo y Perea también gozó de una clara. El gol le dio la espalda al conjunto de Cervera, cuya imagen en Balaídos no fue tan negativa como la pinta el electrónico.
La segunda parte fue una continuación por parte del Celta, que mantuvo la posesión con claridad para desactivar la posible reacción del Cádiz. De hecho, tuvo la opción de ampliar la goleada entre las fisuras en la zaga del Cádiz, pero el fuera de juego lo evitó hasta en dos acciones de Olaza y Baeza. Al final, goleada que impulsa a unos y que da que pensar a otros.