Hay veces en esto del fútbol que los prometedores fichajes de algunos jugadores se quedan en solo palabras. El problema viene cuando has invertido 25 millones de euros en la estrella del momento.
Eso fue lo que le sucedió al Sevilla el pasado verano, cuando apostó el todo por el todo por el fichaje del portugués Rony Lopes, que aterrizó en el Sánchez Pizjuán procente del Mónaco y como uno de los delanteros del momento.
Llegaba el atacante de 23 años tras haber celebrado 21 dianas en 82 partidos con los franceses, pero se enfundó la camiseta andaluza y se desinfló.
Varios meses después, tras 15 jornadas de Liga disputadas, Rony Lopes tan solo ha contado con 319 minutos repartidos en seis partidos, ofreciendo un par de asistencias de gol.
Pese a que lo tenía todo para convertirse en la nueva estrella de un Sevilla que pagó por él la cifra más alta de la historia del cuadro hispalense, Julen Lopegegui decidió sentarlo en el cara a cara de Europa League ante el Qarabag por una falta de rendimiento que el técnico español no se podía permitir.