Le penalizó muchísimo ese gol al Valladolid. Con el 1-0 había posibilidades de, en una jugada aislada, igualar la contienda y meter el miedo en Mendizorroza.
Era una falta lejana la que precedió al error de la jornada. Un centro cerrado de Lucas Pérez fue tocado por la defensa, el balón cayó llovido y Masip se vio incapaz de atraparlo.
No incomodó demasiado Tomás Pina, pero puede que un exceso de confianza pasara factura a Masip, que fue protagonista negativo en una primera parte de pesadilla.
Luego, el ex del Barcelona firmó algunas paradas meritorias para mantener vivo a un Valladolid que salió difunto desde el primer minuto en Vitoria.