El terrorismo se ha convertido en una lacra. Los grupos instauran el miedo con ataques en actos o en lugares con gran concentración de gente.
En Bruselas, en 2016, unos yihadistas atentaron en el aeropuerto de Bruselas y también en el Metro. Su objetivo, sin embargo, era otro: el partido inaugural de la Eurocopa entre Francia y Rumanía que se disputaba ese mismo año en junio en el país galo.
Según los medios locales 'VTM' y 'Het Laatste Nieuws', que han tenido acceso al acta de acusación de los atentados de Bruselas, los terroristas tenían intención de atacar a la multitud congregada en torno al fútbol con un camión cargado con explosivos.
Apuntan estas fuentes que los terroristas habrían actuado precipitadamente al sentirse perseguidos por la Policía, que acababa de detener en Bruselas a Salah Abdelsman, único superviviente de la célula que meses antes, en noviembre de 2015, atentó contra bares, terrazas y una sala de conciertos en París, causando 131 muertos, dentro del mismo grupo de terroristas.
Terminaron atacando el aeropuerto y el Metro de la ciudad, en dos atentados casi simultáneos que dejaron 32 muertos aunque, según el acta de acusación, los ordenadores de los terroristas revelan que tenían también otros objetivos en Bélgica, como centrales nucleares, el puerto de Amberes, el cuartel militar de Flawinne y la residencia del primer ministro.