El Fuenla se queda en 'casi' en el estreno de Pellicer

El recurrente dicho de "a entrenador nuevo, victoria segura" no encontró una evidencia más en el estreno de Sergio Pellicer como técnico del Fuenlabrada. Los 'kirikos' empataron 0-0 con el Real Oviedo en un encuentro en el que fueron ligeramente superiores, pero carecieron de efectividad y una pizca más de mordiente que hubiera sido ideal.

Los del Cuco Ziganda tampoco protagonizaron su mejor actuación. Fueron de más a menos. En un principio, llegaron incluso a disfrutar de periodos de dominio del choque en los que quedaba patente que su plantilla es de mayor calidad porque, con menos dificultad, lograban plantarse con más peligro ante Altube.

El cancerbero, dicho sea de paso, estuvo correcto. No hubo de afrontar una montaña de trabajo, aunque paró lo que tuvo que parar, como un chut potente y cruzado de Brugman. Gracias a él, los madrileños pudieron trabajar en un gobierno lento del choque que tardó en llegar y que, al final, no se tradujo en triunfo.

El principal problema en este sentido residió en la falta de ideas ofensivas. Hubo periodos de verdadero dominio del Fuenlabrada en la segunda parte, pero la mayoría de las intentonas que este contexto conllevaba eran centros colgados que David Costas y Dani Calvo se encargaban de despachar. Especialmente acertado el '4' no solo por alto, también con algunos cortes por lo bajo.

Ni siquiera Ibán Salvador, un maestro en el arte de provocar faltas, ni Mula, pelotero natural, consiguieron achispar la propuesta de Sergio Pellicer, condenada al 'cerocerazo'. El Oviedo, demasiado a remolque en el segundo acto menos por algunos bocados más bien ya en el tiempo añadido, tampoco acuñó muchos méritos para cosechar la victoria.

Las tablas no sirven de mucho a ninguno de los dos equipos, aunque sientan mejor en el casillero del Carlos Tartiere porque sus representantes tontean con la zona de 'play off' de ascenso. En el Fernando Torres, sabor a punto de partida. La próxima jornada, con Pellicer ya en el banquillo, tocará poner a prueba si las mejores sensaciones se trocan en triunfo.