El parón, en el minuto tres de cada partido, comenzó este sábado en el campo de la localidad mallorquina de Alaró, donde se registraron los incidentes, con un acto previo al encuentro del equipo local con La Unión, correspondiente a la categoría cadete.
Los dos equipos saltaron al terreno de juego acompañados por los padres de cada uno de los futbolistas, y también, desplegaron una pancarta con la leyenda "Deixau-nos gaudir de L'Esport" (Déjennos disfrutar del deporte), como rechazo a la violencia extrema vivida en Alaró.
Situaciones similares se han registrado en todos los partidos de fútbol base y fútbol sala en Mallorca, Menorca, Ibiza y Formentera disputados entre el sábado y el domingo, tras el acuerdo alcanzado por todos los comités que forman parte de la Federación de Fútbol de les Illes Balears (FFIB), presidida por Miquel Bestard.
Desde que ocurrió el lamentable suceso, grabado en un vídeo que ha dado la vuelta al mundo, donde se recogen imágenes espeluznantes de violencia extrema, con puñetazos, patadas e insultos entre padres delante de jugadores de entre 11 y 13 años, y de las madres de éstos, no sólo ha intervenido el fútbol balear, sino también la Guardia Civil y un juzgado de Inca.
Han prestado declaración ocho de los progenitores que participaron en la trifulca, quienes además, se cruzaron denuncias.
Las distintas versiones quedarán recogidas en un atestado que será remitido al juez para que se pronuncie y decida si se ha infligido algún artículo del Código Penal o lo sucedido se zanja con una sanción económica.
Algunos de los padres ya han comparecido en el Ayuntamiento de Alaró para pedir disculpas a través de un comunicado leído por un portavoz, en el que subrayaron que están viviendo unos momentos "muy duros" por unos hechos que "nunca debieron suceder".
Pidieron "comprensión máxima", y también expresaron su deseo de poder "dar vuelta a esta situación y aprovechar" lo que han vivido para "mejorar de cara al futuro".
Asimismo, el Comité de Competición de la Federación de Fútbol de les Illes Balears (FFIB) acordó clausurar los campos del Alaró y del Collerense e informar a la Oficina de Defensa del Menor de la comunidad autónoma balear sobre la batalla campal.
Subrayaron que los hechos "podrían ser constitutivos de una infracción muy grave" ya que provocaron "una situación de violencia excepcional colectiva con riesgo de integridad física para los intervinientes en el juego".
También La Comisión Antiviolencia de la FFIB acordó denunciar ante la Fiscalía de Baleares la pelea multitudinaria de padres en Alaró.