Jugaban el Dallıcaspor con el Sayanispor, dos equipos de la liga regional de Turquía. El resultado, en el momento de los hechos, es lo de menos, por lo que está a punto de suceder.
Mehmet Değirmenci, del Sayanispor, trató de cortar un ataque de Kayhan Karakaş, del Dallıcaspor. Este último, para evitar el contragolpe, hizo una carga a Mehmet, a lo que respondió con una alevosa patada por detrás sin balón.
El árbitro había pitado la carga de Kayhan como falta, clara, por su desproporcionalidad. Pero la agresión de Mehmet le obligó a sobrescribir la sanción: en lugar de una falta para el Sayanispor, su defensa fue castigado con una tarjeta roja directa.
Y lo peor estaba por llegar. Encendido, lleno de ira, quizá frustrado, al ver la roja, Mehmet estalló, se giró y pateó la cabeza de Kayhan mientras éste se retorcía de dolor por la patada previamente sufrida.
Mehmet se salvó de ser linchado gracias a la mediación de sus compañeros, conscientes de que o le cubrían pese a su despreciable acto, o a lo mejor no salía vivo del estadio. Que ya sabemos con qué pasión se vive el fútbol en Turquía. Si se forman las que se forman en Primera, o cuando hay Champions, qué no pasará en regionales.
Se fue al túnel de los vestuarios escoltado, y el partido pudo continuar. Kayhan, tras ser atendido en la banda para cortar la hemorragia nasal que sufrió y aplicársele hielo al golpe, trató de volver al campo.
No duró ni un minuto: la patada le había provocado una fuere conmoción y se desplomó desmayado. Hubo de ser trasladado al hospital más cercano, pero no había una ambulancia en el campo, pese a las reiteradas peticiones de los equipos por situaciones similares vividas previamente.
Aunque el Sayanispor emitió un comunicado de disculpa, y expulsó a Mehmet por su reprobable acto, Kayhan asegura que denunciará a su agresor por "intento de asesinato". La patada le provocó fuertes dolores cervicales y le partió el labio. Por suerte, el golpe no impactó en su cara, si no en la mandíbula, y no sufrió daños en el tabique nasal ni en los ojos.
El agresor, por su parte, se escudó en un supuesto insulto a su santa madre en el momento de ser cargado con el hombro. A buen seguro que esa bendita mujer recibió muchos más improperios 'in absentia' cuando el tarambana de su hijo optó por vengar la afrenta con una cobarte patada por detrás sin balón.