La historia es la siguiente. Lo que hoy denominamos Serie A se llamaba Prima Divisione, y se jugaba en dos grupos, uno para el norte de Italia y otro para el centro y el sur.
Genoa y Bologna fueron los primeros del Grupo Norte, y se enfrentaron en lo que en principio iba a ser una final a doble partido. Ganó el Genoa 2-1 el primer partido, pero el Bologna ganó por idéntico resultado el segundo.
Tocaba jugar un encuentro de desempate, porque las tandas de penaltis no se habían implementado (no serían oficiales hasta la década de 1970), y el Genoa lo estaba ganando. Sí, por dos goles a uno. Cuando sucedió algo surrealista.
El Bologna empató el partido con un gol del todo ilegal. Las protestas de los futbolistas genoveses de nada sirvieron, el árbitro lo validó. Razón no le faltaba a los jugadores: el empate lo marcó un aficionado que había saltado al campo.
Al final, otro empate y otro partido para romperlo. El Genoa acudió a la Federación para evitarlo y ganar el partido en los despachos, pero los vínculos del Bologna con el vicepresidente de la Federación, Leandro Arpinati, muy próximo al 'Duce' Mussolini, evitaron que el recurso prosperase.
El cuarto partido, jugado en Turín, fue de infarto, con los nervios a flor de piel. Y, cómo no, terminó en empate. La eliminatoria se resolvió en un quinto partido que estuvo marcado por otro lamentable episodio.
Al término del cuarto, el tren que llevaba de vuelta a la expedición genovesa a su ciudad fue tiroreado por simpatizantes del Bologna, dejando varios heridos.
Con semejante panorama, a nadie extraña que el quinto partido fuese para el Bologna (2-0), logrando de este modo el derecho a jugar la gran final contra el ganador del Centro-Sur, el Alba Roma.
Por aquel entonces (en una tendencia que sigue siendo mayoritariamente cierta en lo deportivo hoy en día), los equipos del norte de Italia eran netamente superiores a los del sur, por lo que la final no tuvo mucha historia: 4-0 y 0-2 para el Bologna y primer Scudetto para los 'rossoblu'.
Ahora, casi cien años después, el Genoa aspira a que se le reconozca como campeón de aquella liga de infame recuerdo. No quiere, como cabría esperar, que se le retire la liga al Bologna, sino que se considere al 'griffone' como campeón 'ex aequo', por igual.
De serle reconocida esta vieja reclamación, el Genoa sumaría su décimo Scudetto, por lo que habría ganado el derecho a lucir una estrella sobre su escudo.
El Genoa fue el gran dominador del fútbol italiano en sus primeros años, pero nunca más volvió a ganar un Scudetto a partir de aquel incidente con el Bologna.