Granat, defensa del Rubin Kazan, estaba destinado a trabajar en el sector ferroviario, pero finalmente llegó a la élite del fútbol.
"Mi padre era mecánico jefe y mis hermanos trabajan como encargado de taller uno y maquinista el otro", afirmó en una historia que recoge 'Marca'.
Y no terminó trabajando en el sector tranportes, pero a los vagones tiene que agradecerle el haber conocido al amor de su vida. Granat conoció a su mujer en un vagón de metro, cuando jugaba en el Dinamo de Moscú.
Catherine, una joven médica, se dirigía a casa, cansada de trabajar, cuando un "joven alto, apuesto y educado" le cedió el asiento.
Hubo 'feeling' al instante y Granat no dudó en pedirle el número de teléfono... No tenía nada para apuntarlo, así que ¡memorizó los 11 dígitos!
El resto es historia. Cinco años después de verse en ese vagón, ambos contrajeron matrimonio y ya tienen dos hijos.
"Tuve mucha suerte con mi esposa", aseguró el defensa, que quiere vivir en España o Italia en el futuro y está concentrado con Rusia para el Mundial.