El respeto entre ídolos tiende a ser mutuo, pero en ocasiones trasciende y se convierte en admiración sincera. Es lo que ocurre con Casillas y Buffon, dos gigantes de la portería, a raíz de la final de la Eurocopa de 2012.
Aquella tarde España cerró su ciclo triunfal ganando su segunda Eurocopa seguida, y vapuleando a Italia por el camino. Ganaron los entonces entrenados por Del Bosque por 4-0 a Italia.
En los instantes finales ocurrió algo que pasó inadvertido para casi todos, y que cuando trascendió no hizo sino agrandar la leyenda de Casillas.
España, como hemos dicho, ganaba 4-0, y Casillas se giró para decirle algo al asistente de fondo (entonces, además del árbitro y sus linieres, había otros dos colegiados, en la línea de fondo). Y le pidió respeto para el rival.
¿Respeto? Sí, respeto. Que no alargase innecesariamente el partido, que no era necesario. Por mucho que añadiese, Italia, derrotada y abatida, no iba a levantar ese marcador.
No fue entendido, ni mucho menos, como un gesto de prepotencia, ni de condescendencia. "No he visto la imagen pero conozco la anécdota", recordó Buffon, en la serie documental de 'Movistar+' sobre Iker Casillas.
"No hace otra cosa que aumentar su grandeza como persona", añadió el cancerbero italiano, mostrando sincero respeto y admiración hacia su rival.