Se encontró con un equipo espejo Bordalás. Un Basilea que sabe aprovechar los fallos del rival y que, en defensa, es un conjunto prácticamente impenetrable. Cualidades que caracterizan al Getafe.
Ganó la batalla el Basilea, pero no le faltó coraje al Getafe para puntuar, lo que hubiera significado mantener el liderato del grupo tras dos victorias en las primeras citas de la fase de grupos.
Al contrario, le sobró ímpetu en el segundo tiempo y necesitó cabeza y sangre fría para afrontar una fase decisiva de encuentro. Demasiado acelerado, el Getafe se chocó continuamente con la defensa del guardameta Nikolic.
No entró bien al partido el conjunto madrileño, que cedió en los primeros minutos el timón y el Basilea lo aprovechó con una presión alta que originó el error en el resbalón de Djené y el tanto de Frei.
Ángel volvió a ser titular en Europa League (el próximo paso, en Liga) y fue el más eléctrico del ataque. No obstante, hasta en tres ocasiones se encontró con un porterazo como es Nikolic, que era novedad en el once suizo.
El Basilea tenía la clase bien aprendida. Tras el 0-1, dos líneas defensivas bien reflejadas en el terreno de juego, y a imposibilitar la fase de creación en ataque del equipo de Bordalás, sobrepasado por lo que estaba viendo.
No funcionó el experimento de Portillo y Kenedy en ambas bandas. Tras el descanso, Jason aportó algo más de verticalidad por banda. A Cucurella, sin embargo, no le dio tiempo a entrar y cambiar el devenir del choque.
Nikolic volvió a intervenir, esta vez a mano cambiada para repeler el disparo de Carnero de falta. Desquiciado el cuadro azulón, como su hinchada. Ni con uno más pudo meterle mano a su rival. El Basilea, cómodo atrás.
Bua vio la segunda amarilla tras una torpe acción, pero el destino estaba escrito. El gol no es hijo del buen juego, una lección que aprendió el Getafe por la vía del varapalo. Pierde, de este modo, el liderato, que lo caza su espejo suizo.