El apellido Engonga no es desconocido en el mundo del fútbol y es que, aunque en este caso sea Igor y no el mítico Vicente, el defensa del Almería B fue el auténtico protagonista del encuentro ante el Badajoz tras firmar un golazo.
No fue un tanto cualquiera. Todo lo contrario. Fue un golazo de chilena que sirvió para poner el 1-1 momentáneo en el marcador y que revolucionó a los Juegos del Mediterráneo.
Muchos hablan del mejor gol de la jornada. No exageran. El internacional de Guinea se preparó y, tras un bote, ejecutó una chilena perfecta que hizo completamente inservible la estirada del meta rival.