El Granada se impuso con solidez al Mallorca en un teórico duelo directo que hubiera podido poner a ambos equipos en una distancia de solo seis puntos, pero que amplió la diferencia hasta los 12.
Los de Diego Martínez recuperaron el toque en su campo y derrotaron a un Mallorca que volvió a decepcionar lejos de las islas. Reaccionó tarde y no le dio ni tan siquiera para salvar un punto.
Como ya le ha sucedido en otros campos, el Mallorca trató de exhibir su atractivo juego de toque en Los Cármenes. Llegan mucho los de Vicente Moreno, pero tienen la candidez del recién ascendido. Con semejantes argumentos será difícil que se salven, pues ya se vio el año pasado con el Huesca que quien no gana fuera no puede quedarse en Primera.
Por contra, el Granada se ha mostrado mucho más resolutivo en el área. Dentro y fuera de casa. Contra los baleares, bastó con un tanto de Montoro, que llegó pronto, después de una jugada por banda y un pase de la muerte de Soldado al centrocampista.
El propio Montoro sería protagonista antes del descanso, pues se retiró entre lágrimas, lesionado, después de haber forzado mucho para llegar al partido. Fue una especie de justicia poética que el Granada ganara gracias a su gol.
El Mallorca, siempre sostenido por un enorme Manolo Reina, fue a más tras el descanso. Dani Rodríguez rozó el empate con un zapatazo que salió besando la escuadra y el conjunto de Vicente Moreno empezó a llegar más por obligación que otra cosa.
Cucho Hernández, titular por primera vez con el equipo bermellón, fue el protagonista en los últimos instantes con varios remates peligrosos, ante un Granada algo temeroso y que para entonces ya solo defendía el marcador. También apareció entonces Kubo, pero el japonés se quedó nuevamente en los fuegos de artificio.
El Mallorca cierra la primera vuelta con el escaso botín de 15 puntos, magnificado por los pocos puntos de muchos rivales. El Granada, por su parte, se permite dormir tranquilo con unos 27 puntos que le acercan mucho a la salvación.